Nada ha cambiado.
El cuerpo es doloroso,
necesita comer, respirar y dormir,
tiene piel delgada y, debajo, sangre,
tiene buenas reservas de dientes y de uñas,
huesos quebradizos, articulaciones dúctiles.
Para las torturas todo se tiene en cuenta.
Nada ha cambiado.
El cuerpo tiembla como temblaba
antes y después de la fundación de Roma,
en el siglo veinte antes y después de Cristo,
las torturas son como fueron, aunque la tierra ha menguado
y diríase que todo sucede a la vuelta de la esquina.
Nada ha cambiado.
Salvo el número de habitantes por metro cuadrado,
a las viejas culpas se suman nuevas,
reales, imputadas, momentáneas y nulas,
pero el grito del cuerpo que las avala
era, es y será un grito de inocencia
según baremo y escala seculares.
Nada ha cambiado.
Quizá los modales, las ceremonias y las danzas,
pero el gesto de brazos protegiendo una cabeza
sigue siendo el mismo.
El cuerpo se retuerce, forcejea para liberarse,
cae postrado, dobla las rodillas,
lividece, se hincha, babea y sangra.
Nada ha cambiado.
Salvo el curso de los ríos,
la línea de los bosques, costas, desiertos y glaciares.
Por esos parajes el alma yerra,
desaparece, vuelve, se acerca y se aleja,
ajena a sí misma e inasequible,
ora segura, ora insegura de su existencia,
mientras el cuerpo es, es y sigue siendo,
y no tiene donde cobijarse.
6 comentarios:
Sólo avanzamos en tecnología. En todo lo demás estamos parados o incluso retrocedemos.
Antes del alud, elogiaba la belleza impasible de aquella roca.
(JOSÉ LUIS MORANTE)
La paciencia y la perseverancia son también formas del talento.
Libertad, qué gran palabra para el preso. Carcelero, tú nunca podrás gozarla.
El nacionalismo juega a la democracia al mismo tiempo que a la exclusión.
(VARGAS LLOSA)
Libro de Historia:
Debieras ser ficción,
y no lo eres.
(RAPHAEL BALDAYA)
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