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lunes, 6 de febrero de 2017

Hombre valiente (por Wallace Stevens)


El sol, ese hombre valiente,
acude por las ramas tendidas a la espera,
ese hombre valiente.

Ojos verdes sombríos
bajo formas oscuras de la hierba
se dan a la fuga.

Las estrellas virtuosas, pálidas riendas y espuelas puntiagudas,
se dan a la fuga.

Temores de mi cama,
temores de vida y temores de muerte,
se dan a la fuga.

El hombre valiente asciende desde abajo
y camina sin meditación, ese hombre valiente.



8 comentarios:

Cide Hamete Benengeli dijo...

Las campanas de mi pueblo
sí que me quieren de veras.
Cantaron cuando nací,
cantarán cuando me muera.

hAiKu dijo...

Regresan muros.
Retornan alambradas.
Vuelven fronteras.

(RAFAEL BALDAYA)

Anónimo dijo...

Siempre el nacionalismo arrasándolo todo.

Aldonza Lorenzo dijo...

Dichosa fue Eva, que no tuvo suegra.

Cide Hamete Benengeli dijo...


Cuando uno quiere a una
y esa una no le quiere,
es lo mismo que si un calvo
en la calle encuentra un peine.

Fred (machistilla de mentirijines) dijo...

Si un calvo se encuentra un peine
le será de utilidad:
se puede peinar las cejas,
el pilamen sobacal,
el bigote, hasta los restos
de pelambre cervical,
o el matorral que enmaraña
sobre el recodo inguinal.
Mas una mujer que esquiva
y rechaza a un pretendiente
hace inútil el amago
porque no le clava el diente.


CHB dijo...

Gracias a Fred la peña se va a enterar de lo que vale un peine.

Fuego de palabras dijo...

En el lebrillo, va el aceite

dorando las patatas y, picado,

el tomate ilumina el palimpsesto,

hermano del atún y la cebolla.

La sal besa el vinagre, da el orégano

envidia de verdor a la aceituna.

Cuchara y tenedor vuelven al árbol

en que eran un tronco indivisible

y bailan bajo el viento de las manos.

Imposible pensar que en este instante

alguien pueda morir,

imposible que ahora

exista algo distinto a la sencilla

integración del ser, y que alguien parta

con esta luz al fondo de la tierra.

Los límites de todo se confunden

con todo y ya las formas se amalgaman

en la unidad. Un hombre muere

cuando todo empujaba hacia la vida.

Se apaga el apetito, la receta

la borra este mensaje: condimenta

con amargura el brillo del aliño

de pronto mate, rancio, oscuro, insípido.

Un hombre muere, y muere el universo

en un vuelco fatal.

A la velocidad de las tinieblas,

nos llega la noticia de su estrago.

(RIVERO TARAVILLO)