A mí me gustan más los viejos.
Están ahí sentados y nos miran y no nos ven
y bastante tienen con lo suyo,
como los pescadores en las riberas de los grandes ríos,
inmóviles como piedras
en la noche estival.
A mí me gustan mucho los pescadores en las riberas de los ríos
y los viejos y los que salen a la calle tras una larga enfermedad.
Tienen algo en los ojos
que el mundo ya no ve
los viejos, como convalecientes
cuyos pies aún no son lo bastante fuertes para sostenerlos
y con la frente pálida como después de la fiebre.
Los viejos
que vuelven a ser ellos mismos lentamente,
se disuelven despacio
y como el humo imperceptiblemente se transforman
en sueño
y luz.
3 comentarios:
Aunque parezca fácil, la experiencia demuestra que en la vida nos es muy difícil distinguir entre lo superfluo y lo importante.
Nubes formándose.
Aguas que se evaporan.
Des-llueve el mar.
(CUQUI COVALEDA)
Clásicas son las obras que el tiempo respeta.
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