A cuatro días de morir el viejo
me he ido, solo, a bailar
-a cuatro días, ni uno más ni menos-,
a una gruta de esas
luces estroboscópicas y música de trance.
Pensando en el albur
de encontrarme de nuevo a las dos rusas
de la estancia pasada, Ira e Inna,
de una ternura audaz, y repetir
aquello tan conforme de los tres en la cama,
mirándolas beberse en los desmayos
de mi virilidad. Olvídate,
ya no las verás más a Ira e Inna;
recordarás, tan sólo, agradecido,
esa lujuria santa.
Mientras ya van tres cápsulas
de semilanceata,
esos hongos salvajes
que te aceitan las vértebras. Y bailas,
bailas como un poseso
a los treitaycinco años de tu edad,
con los ojos cerrados,
enhebrado en el ritmo,
multiplicado en brazos y figuras
como un derviche ido.
Contra la muerte bailas, contra la puta muerte,
por ese bulto rígido de tu viejo en el féretro,
por su rostro amarillo.
Si algo quieren, que vengan, las bacantes,
que se planten delante,
a ver si alguna hay que también baile
contra la muerte hoy,
multiplicándose en fatalidad,
desconyuntada en varias,
haciéndose una lámina vibrante
herida de destino,
puro mimbre… Si no
para otra bailaré. Porque esta noche
contra la muerte bailas,
como un fragmento suyo desatado,
como su cola eléctrica, amputada,
de lagarto amarillo.
3 comentarios:
Me he dado cuenta cada vez que canto
que si no canto no sé lo que digo.
LA VIDA ESTÁ BAILANDO CON EL LLANTO
Y AHORA SI QUIERE BAILARÁ CONMIGO.
"De pura seda".
Capullos de gusano
marca Loewe.
(CUQUI COVALEDA)
El amor es un niño
que, cuando nace,
con poquito que coma
se satisface.
Pero, en creciendo,
cuanto más le van dando
más va pidiendo.
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