Yo tenía un búmerang y un perro coli cada vez que lanzaba el búmerang regresaba la cola del perro zumbando de no sé dónde de una casa de la infancia de un día ahogado enmedio de la luz sobre un llano luminoso. Yo tenía un coliperro y un búmerang cada vez que lanzaba al perro el búmerang regresaba meneando la cola no sé de dónde de un día maravilloso mas solitario de la infancia villa dorada del mar de la casa de la luz justo en medio del azur. Yo tenía una cola de búmerang del cielo asomaba era su ala desprendida cada vez que la lanzaba de no sé dónde, cada ave, desde un día desdoblado de otra infancia retornaba tiernamente de lo eterno. Yo tenía un búmerang que era un perro cuando lo lanzaba yo tenía un perro que era un búmerang cuando lo lanzaba. Cuando estaba lejos era un colibrí cuando estaba cerca era un caribú. Pero yo tenía una era un colibúmerang que siempre doblaba del cielo de la caza de la infancia eterna de la interna luz con los ojos luminosos de linterna ahogados de inmortal felicidad venida de la casa limpia del azul desde un día que tiene su ola yo sé donde. Traía entre las patas el trote de abril traía entre las alas más de un marabú. Cada vez que lo lanzaba taladrante cada beso, cada ave, cada suave cada vuelo, cada suelo, cada ala cada ola, cada cola, caracola cada alma cada oro, cada hora, cada ahora el corazón, cada razón, cada zonar cada deseo y Odiseo, cada hada y oda sea cada Oído doblando desdo-blando perforaba la esquina más vertiginosa más brillante, más pura y más redonda del cielo más ladrante. |
sábado, 2 de septiembre de 2017
Regresaba la cola del perro (por Víctor Toledo)
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5 comentarios:
Muy bonito y muy bien integrados los juegos de palabras en el poema.
A la edad que tú tienes,
casi toda la gente que admiras ya había muerto;
a la edad que tú tienes ser un superviviente es un milagro
(como a cualquier edad, por otra parte)
y dormir como duermes,
de un tirón la noche entera
casi todas las noches, un milagro aún mayor.
Agradéceselo a un Dios desconocido
y que tal vez no existe,
pero que siempre te ha mirado con amor;
pídele que siga sosteniéndote,
alto sobre el abismo,
por algún tiempo más
con su mano de ausencia y niebla y nada.
(RAYMOND CARVER)
No hay pingüinos,
canguros ni koalas
en el Corán.
(CUQUI COVALEDA)
Ignorante:
Persona desprovista de ciertos conocimientos que usted posee, y sabedora de otras cosas que usted ignora.
(BIERCE)
Es que Mahoma
no vio más que camellos
y dromedarios.
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