Sentí un funeral en mi cerebro,
los deudos iban y venían
arrastrándose arrastrándose hasta que pareció
que el sentido se quebraba totalmente
y cuando todos estuvieron sentados,
una liturgia, como un tambor,
comenzó a batir a batir hasta que pensé
que mi mente se volvía muda
y luego les oí levantar el cajón
y crujió a través de mi alma
con los mismos botines de plomo, de nuevo,
el espacio comenzó a repicar
como si todos los cielos fueran campanas
y existir sólo una oreja
y yo y el silencio, alguna extraña raza
naufragada, solitaria, aquí
y luego un vacío en la razón, se quebró,
caí, y caí,
y di con un mundo, en cada zambullida,
y terminé sabiendo entonces
2 comentarios:
No enseño a quien no se esfuerza en comprender.
(CONFUCIO)
Lo que dieres te darán, y lo que hicieres te harán.
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