No he sabido cuándo salen, cuándo entran,
en qué estación desconocida descansan sus miserias.
Las mujeres han salido de este cuerpo a los portazos
quejándose de mi tristeza,
en algunas temporadas se han quejado de humedad,
de mucho frío, de algún extraño moho en la alacena.
Se marchan siempre sin pagar los inquilinos de mi vida
y el patio queda nuevamente solo
en este hotel de paso donde siempre es de noche.
3 comentarios:
Yo mismo soy un inquilino (no el propietario, no el casero) de mi vida.
No se puede juzgar una época desde otra.
En la alcoba profunda
podríamos andar meses y años,
en pos uno de otro,
sin hallarnos.
(JAIME TORRES)
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