Caen los rotos tejidos.
Nueva carne reemplaza y suple a la ya muerta.
La piel se regenera.
Se va, célula a célula, rellenando el desgarro...
como lo haría un orfebre.
Tú eres el artesano,
yo te miro en silencio un rato cada día.
Me lo paso bien, cuerpo, viendo cómo lo haces.
Quizá sólo por eso valió la pena herirme.
Con qué garbo trabajas,
yo en cambio no sabría restañarme y coserme.
(Ni latir,
ni hormonar,
ni pulsar tantas teclas sin cometer errores.)
Comparado conmigo, eres un tipo listo.
Se te da bien hacer lo que yo no podría.
Qué raro:
tú tan hábil, y yo en cambio tan torpe.
Toda la vida has sido
(también tú, como todos)
más capaz,
más idóneo,
más resuelto que yo.
4 comentarios:
Nuestro soma trabaja mucho mejor que nuestra psique. Dónde va a parar.
Qué expresión tan potente: caer “enamorado”.
Caer, abandonarse, dejarse caer, todo se deja caer.
(QUIGNARD)
Los animales ignoran muchas cosas, pero no lo saben. Probablemente el humano sea el único ser consciente de su propia ignorancia: el único que sabe que no sabe.
Noche desierta.
Solitario el semáforo
cambia de luces.
(SUSANA BENET)
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