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domingo, 24 de junio de 2018

Y soy miles (por Sara Mesa)


¿Qué hay en el espejo trizado,

que en él me reconozco?

¿Son los fragmentos rotos, la ceniza,

este limo estrellado,

estas leves partículas briznadas,

el reflejo poliédrico, escarchado,

el eterno fractal inaprensible,

las limaduras, el serrín, los segmentos;

la descomposición,

es quizá más cercana a mi esencia

a mi alma

que toda la lisura y plenitud

de un espejo pulido?


Manto de hierba.

Soles movibles, fugaces, incompletos.

El mar está formado por un inabarcable

movimiento de gotas,

de mareas.

Mi saliva jamás destila igual,

nunca es la misma.

La metralla implacable de mis pies,

de mis ojos,

reverbera en la noche:

un prisma de cristales, como agua infinita

que se ondula despacio

con los flujos nocturnos.


Y soy yo, centelleo;

somos todos brillando,

como pájaros de aire

que surcan el espacio,

donde no tropezamos

con estrellas rotundas,

donde solo hay migajas, ralladuras y polvo.


Mi rostro no se rompe; es elástico,

se recompone mil veces; humedades

distintas me modelan, soplos tibios

de vigor, de deseos, de temibles,

dulces, cambiantes, perecederas ansias

me conforman.


Una erupción de astillas me sostiene.

Soy débil y soy fuerte; ya mi cuerpo

que se alza soberbio y espejea

en añicos de azogue, con fulgores

propios, frescos, novísimos,

nunca antes entrevistos;

ya mi forma transida se destapa

y soy yo y soy miles

y soy yo siendo miles.


Sentada en una cumbre

-visceral, no tangible,

imaginada siempre como refugio y roca-

contemplo el universo disgregado.

Y sé que estoy ahí y en cada cosa

y que el espejo roto me recoge

con luces y con nombres

que yo aún desconozco

y que son míos. 





6 comentarios:

Agridulce dijo...

Yo es un poliedro.

Pentapolín del Arremangado Brazo dijo...

Tengo a mi padre doctor,
mi hermano mayor es cura
y yo soy enterrador.

Cuando alguno enferma aquí,
lo ve mi padre temprano,
en seguida va mi hermano,
luego me llaman a mí.

Quien quiera ahorrar su dinero
lo mejor que puede hacer
es llamarme a mí primero.

(Anónimo ecuatoriano)

Fuego de palabras dijo...

No es la poesía para huir
del mundo.
Mundo: abono fértil de tu rosa.

(MARÍA TAIBO)

Cide Hamete Benengeli dijo...

El pájaro carpintero
para trabajar se agacha
y así encuentra el agujero.
También yo soy carpintero
cuando estoy con mi muchacha.

TóTUM REVOLùTUM dijo...

El yo es siempre una instancia inauténtica. Opera a fin de ocultar una perturbadora desunión.

(LACAN)

cajón desastre dijo...

Siento creencias que no tengo. Me arroban ansias que repudio. Mi perpetua atención sobre mí perpetuamente me denuncia traiciones del alma a un carácter que quizás no tenga, ni ella cree que tengo.

Me siento múltiple. Soy como un cuarto con innumerables espejos fantásticos que dislocan reflejos falsos, una única anterior realidad que no está en ninguno y está en todos. Como el panteísta se siente árbol, y hasta su flor, yo me siento varios seres. Me siento vivir vidas ajenas, en mí, incompletamente, como si mi ser participase de todos los hombres, incompletamente en cada uno, mediante una suma de no-yos sintetizados en un yo postizo.

(PESSOA)