Hartazgo de camino
sembrado de esperanza.
Hicieron sus cabañas,
sepulcros y alcazabas
con cánones exóticos.
Dejaban tras de sí
paisajes más bravios,
recuerdo sin raigambre.
Eran escoria, ripio,
sin tiempo ni ventura.
Vinieron. Se quedaron.
Están. Somos nosotros.
2 comentarios:
O sea que la tierra prometida, su tierra prometida, era esto! Pero no, yo creo que aún no hemos llegado al Destino del viaje.
Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.
(LORCA)
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