tanto daño infligible al débil,
al inerme,
al más pequeño,
al pobre,
sin miedo a la sanción,
porque se puede,
porque está permitido,
este poder perverso de hacer llorar a otros,
ocurrió a veces,
de pronto se arrugaban sus ojos y su frente
y lágrimas que caen pómulo abajo,
este poder a veces inconsciente
que vino sin pedirlo
aquí,
a mis manos,
este poder infame,
este poder horrible y desmedido,
este poder de herir y de dañar,
este poder,
qué miedo.
4 comentarios:
Cuando se es fuerte, hay que ser bueno.
El daño que causamos y el daño que nos causan sólo tienen en común el nombre.
Sí, qué miedo.
Y qué bien expresado.
Sólo hay un rincón en el universo que a buen seguro puedes mejorar, y ese rincón eres tú mismo.
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