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domingo, 18 de agosto de 2019

Lento, amargo animal (por Jaime Sabines)


Lento, amargo animal
que soy, que he sido,
amargo desde el nudo de polvo y agua y viento
que en la primera generación del hombre pedía a Dios.

Amargo como esos minerales amargos
que en las noches de exacta soledad
—maldita y arruinada soledad
sin uno mismo—
trepan a la garganta
y, costras de silencio,
asfixian, matan, resucitan.

Amargo como esa voz amarga
prenatal, presubstancial, que dijo
nuestra palabra, que anduvo nuestro camino,
que murió nuestra muerte,
y que en todo momento descubrimos.

Amargo desde dentro,
desde lo que no soy,
—mi piel como mi lengua—
desde el primer viviente,
anuncio y profecía.

Lento desde hace siglos,
remoto —nada hay detrás—,
lejano, lejos, desconocido.

Lento, amargo animal
que soy, que he sido.


5 comentarios:

Sandra Gavrilich dijo...

Hay veces, que en la noche
te acompaña inmisericorde
una agonía, sensaciones
de abandono socavan
tus entrañas y te abates
en la más insondable
de las tribulaciones.

Sabes que no es verdad,
ese desasosiego
desaparecerá con la alborada,
aun así, no puedes
sacudir la tristeza
que por momentos te avasalla
y obliga a zozobrar
en la espesura de la vida.

(RICARDO FERNÁNDEZ)

casa de citas dijo...

La bondad no nos es dada. La bondad es un arte.

(SÉNECA)

TóTUM REVOLùTUM dijo...

La mayoría de nosotros solo tiene una historia que contar. No quiero decir que solo nos sucede una vez en la vida: hay incontables sucesos que convertimos en incontables historias. Pero solo hay una que importa, solo una que a la postre vale la pena contar.

(JULIAN BARNES)

ORáKULO dijo...

Más frecuentemente ofendemos al que amamos que al que tememos. Así de abyectos somos.

todo está en BORGES dijo...

Pampa:
Yo diviso tu anchura que ahonda las afueras,
yo me estoy desangrando en tus ponientes.
Pampa:
Yo te oigo en las tenaces guitarras sentenciosas
y en altos benteveos y en el ruido cansado
de los carros de pasto que vienen del verano.
Pampa:
El ámbito de un patio colorado me basta
para sentirte mía.
Pampa:
Yo sé que te desgarran
surcos y callejones y el viento que te cambia.
Pampa sufrida y macha que ya estás en los cielos,
no sé si eres la muerte. Sé que estás en mi pecho.

(BORGES)