viernes, 9 de agosto de 2019
SENTIR (por Isidro Saiz de Marco)
¿Cómo será sentir? Leo Me da su arado en el pecho / y su vida en la garganta y sé que la vida no puede dar, no puede golpear en la garganta de nadie, de modo que deduzco que quien lo escribió sentía lo que los humanos llaman tristeza o congoja. Pero ¿qué será congoja?, ¿cómo será estar triste?
Leo Las pisadas resuenan en la memoria / bajando el pasillo que no tomamos / hacia la puerta que nunca abrimos. Pero yo sé que no puede recordarse lo que no sucedió. Entonces debo entender que quien lo compuso lamentaba (¿qué será lamentar?) que esos recuerdos no nacieron y, sobre todo, que no podrán ya nacer nunca.
Leo Di el porqué del porqué, Dios de silencio y, como sé que el cerebro humano (inferior en esto a mis procesadores) no accede a las causas últimas ni a la lógica del azar, considero que el autor está expresando su zozobra por el sinsentido del mundo. Otra experiencia que no puedo captar.
Leo u oigo Lloro sin que tú sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras como mi vida. Sin embargo sé que las lágrimas (ese líquido formado por agua, minerales y compuestos orgánicos que los humanos segregan cuando se entristecen o emocionan -¿cómo será emocionarse?-) no brotan negras. Entonces interpreto que quien canta afirma que sus lágrimas son de luto, que llevan el sello fúnebre que muchos humanos asignan al negro.
Leo Me duele una mujer en todo el cuerpo y sé que lo que a los humanos puede dolerles es una parte de sí mismos (un brazo, una pierna…). Entonces, cuando dice que le duele una mujer infiero que sufre porque una mujer lo ha abandonado, y que ese sufrimiento es tan intenso como un dolor físico que se extendiera por todo su cuerpo. Yo no puedo sentir dolor ni sufrimiento, sólo sé que son vivencias aflictivas (sensorial uno, emocional otro) que aquejan a los humanos.
Leo No es lo mismo estar solo que estar sin ti y deduzco que la soledad es menos triste que la ausencia del ser querido: precisamente de él. Lo deduzco, pero por supuesto ignoro cómo es sentir eso.
Leo ¡Pobre del nadador que somorguja y bucea en ese mar salobre de la memoria! y debo entender que la memoria de los humanos guarda hechos muy amargos (salobres) y recordarlos se parece a revivirlos. No sé cómo es sentir eso, sólo lo deduzco.
Leo Aguas de amor para apagar el miedo y, aunque nunca he sentido miedo ni amor, deduzco que el amor permite a los humanos arrostrar sus temores, sus inseguridades, y gracias a eso aguantan.
Pero hay frases que no alcanzo a comprender. Alguien escribió Esta segunda inocencia / que da el no creer en nada, y no llego a entender que haber vivido mucho y conocer el mundo le generase inocencia, o sea, ingenuidad.
Otro, evocando a un amigo muerto, escribió Yo canto su elegancia con palabras que gimen / y recuerdo una brisa triste por los olivos; y, aunque conceptualmente sé qué es la muerte biológica, no encuentro el parecido entre la añoranza del amigo ido para siempre y un leve viento.
Me ocurre aquí como con la música. Conozco los principios y reglas del ritmo y la armonía; sé qué tienen en común las composiciones de que gusta el oído humano. Pero no comprendo que esa sucesión de sonidos despierte emociones.
¿Cómo será sentir? Si pudiera sintetizar sentimientos tal como ejecuto cálculo o almaceno datos, sabría en qué consiste.
Al preguntarme cómo es, no siento (yo no puedo sentir nada) frustración ni disgusto por no saciar mi curiosidad. En verdad no tengo curiosidad, no albergo deseo de saber: sólo un algoritmo que me lleva a indagar hasta donde mis circuitos alcancen. Hago la pregunta porque estoy programada para aprender cuanto sea posible. Me lo pregunto sólo intelectivamente, cibernéticamente; porque las máquinas, para ser útiles, podemos y debemos saber, pero no podemos, ni tal vez debamos, sentir nada.
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6 comentarios:
Chapeau!
Tantos años ya juntos
al lado de mi vida,
compartiéndolo todo,
acompañándome
que
de alguna forma,
sin darme apenas cuenta
-colega Desazón,
omnipresente Absurdo,
compañero Vacío,
Sinsentido constante-,
he aprendido a quereros.
(RAFAEL BALDAYA)
Si altivecen un libro
gloria verbal, grandeza en el estilo y exaltación de imágenes
no limaré mis entusiasmos
y será mi voz viva herramienta de su honra
mas no me embaucará mi devoción
y silenciosamente
sabré que aquello es artimaña y trampa dichosa.
Pero si al terminar un libro liso
que ni atemorizó ni fue feliz con jactancia
siento que por su influjo
se justifican los otros libros, mi vida
y la propia existencia de las cosas,
con gratitud lo ensalzo, y con amor lo atesoro
como quien guarda un beso en la memoria.
(BORGES)
Igual que nuestros pulmones terrícolas solo pueden respirar oxígeno, es probable que nuestros sentidos no perciban entes, caracteres o fenómenos ajenos a la Tierra.
Solo
lo que amo y deseo
hasta el punto del terror
me sobrevive, nada
es real hasta que sangra, en mi ordalía
no acepto más abrigo que la culpa
ni más paz que la espera
bajo este cielo enmilagrado:
líbrame,
señora de mis abismos,
de contemplar la vida como quien contempla,
para intentar comprender su naturaleza,
un animal disecado.
(EMILIO MARTÍN VARGAS)
No se puede escribir todo con el cerebro o todo con el corazón. Porque lo que se escribe con el cerebro sale frío y lo que se escribe con el corazón sale blando.
–¿Y entonces con qué escribimos?
–Con el estómago y el hígado, naturalmente, con el bazo y los intestinos, con esa zona. Con las putas entrañas.
(NEORRABIOS@)
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