Estaba cansada de ser mujer
cansada de ollas y cucharas,
cansada de mi boca y de mis senos,
cansada de afeites y cansada de sedas.
Aún había hombres sentados a mi mesa,
en círculo ante el cáliz que yo les ofrecía.
El cáliz rebosante de uvas moradas
y moscas que zumbaban atraídas por el olor.
Aún mi padre vino, trajo su hueso blanco.
Pero estaba cansada del género en las cosas.
Anoche tuve un sueño
y le dije...
“Tú eres la respuesta.
Vivirás más que mi esposo, vivirás más que mi padre.”
Veía en este sueño la ciudad encadenada
donde se ejecutó a Juana de Arco vestida de varón.
La naturaleza de los ángeles seguía siendo un enigma
ya que no hay dos siquiera de igual condición,
uno tiene nariz, aquel lleva en la mano su oreja,
otro mastica el astro, por dar cuenta de su órbita
cada cual una línea, se obedece a sí mismo
cumpliendo las funciones de Dios,
aquella persona aparte.
“Tú eres la respuesta”,
así dije y entré,
me tendí a las puertas de aquella ciudad.
Sujetaron, mi cuerpo rodeado de eslabones,
perdí género común, perdí apariencia final.
Adán se colocó a mi izquierda
y a mi derecha Eva,
ambos del todo incongruentes con el mundo racional,
trenzamos nuestros brazos,
cabalgamos bajo el sol
y no era ya mujer,
tampoco esto ni aquello.
Oh, hijas de Jerusalem,
el rey me trajo a su aposento.
Soy morena y soy hermosa.
Me han abierto y desnudado.
No tengo brazos ni piernas.
Como el pez, soy una sola piel.
Y no soy más mujer
de lo que Cristo fue varón.
2 comentarios:
Por todas las violencias consumadas sobre ella, por todas las humillaciones que ha sufrido, por su cuerpo que has utilizado, por su inteligencia que has pisoteado, por la ignorancia en la cual la has dejado, por la libertad que le has negado, por la boca que le has tapado, por las alas que le has cortado, por todo esto ¡de pie, señores, delante de una mujer!
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