No es fácil perder tantas peleas,
remontar las tareas cotidianas,
decidirse a vivir con la náusea en la nuca.
Resucitar por día, por minuto,
reencarnado en helecho o en hormiga,
resucitar contrarreloj en la caída
para evitar morir de doble muerte.
No es posible aflojar: así es el juego,
esta sutil condena de continuar naciendo a pesar de los otros.
Por eso es que persisto en mi disfraz de circo,
porque la risa y el amor son escaleras
que trepamos sin miedo mientras nos resbalamos
Quiero decir:
tus ojos me han mirado,
y así vale la pena tanto esfuerzo.
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