jueves, 21 de junio de 2012
Siento que todo está dentro de mí (por Joan Margarit)
En la plaza vacía está lloviendo.
Hay un único taxi en la parada.
Es tan larga la espera del taxista.
Apagado el motor,
dentro del coche hace mucho frío.
Se abre una puerta y sube un pasajero
de malhumor, cansado, con la ropa
mojada.
Le da una dirección.
Al saltarse un semáforo, le abronca.
El taxista se vuelve murmurando:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
El pasajero calla y se hunde en el
asiento.
Avanzada la noche, sube al taxi
un grupo en plena juerga, y él les
dice:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
Todos nos hemos de morir, contestan,
entre las bromas y las carcajadas.
Acabado el trabajo, en el garaje,
se acerca a la cabina de la radio:
Mi hijo ha muerto hace una semana.
La mujer, con los ojos
enrojecidos de cansancio,
le contesta que sí mientras atiende
a las voces mezcladas con el ruido
que van surgiendo desde la emisora.
Esto es, en
realidad, un relato de Chéjov.
En él cae la
nieve, no la lluvia,
y el coche es un
carruaje con un viejo caballo.
Sé que el taxista
no podrá dormir.
¿Y la muerte?
¿Está dentro del puño
que levanta la
vida, o es el puño
en el que estamos
encerrados?
En la historia de
Chéjov, al cochero
le queda su
caballo para poder contarle
que su hijo está
muerto. De repente,
siento que todo
está dentro de mí,
que el miedo ya
está helándose,
y enciendo un
fuego, y todos sentimos su calor,
el taxista, el
cochero, tú que me estás leyendo,
yo, mis muertos y
Chéjov, todos juntos
viendo caer la
vida en soledad, como la nieve.
Un tren nocturno
cruza, barnizado de rosa,
campos de olivos
al alba.
Aquí acabo,
cansado, somnoliento
y misteriosamente
feliz, este poema.
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4 comentarios:
¿Misteriosamente feliz? Pero no hay tal misterio: es que para quienes gustan de la literatura, ésta es motivo de felicidad. Para quienes escriben y para quienes leen la literatura es, o debe ser, pura alegría.
A boda ni bautizado, no vayas sin ser llamado.
No hay cosa, por fácil que sea, que no la haga difícil la mala gana.
(JUAN LUIS VIVES)
Hay en el monte una ermita
y en la ermita una mujer
y en la mujer un secreto
y en el secreto un querer.
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