miércoles, 27 de junio de 2012
Y nada me dé paz (Por Julio Cortázar)
Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento,
la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia
se alce la rama seca de la tos, ladrándome
tu nombre deformado, las vocales de espuma, y en los dedos
se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.
No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuánto me dabas con solamente a veces estar cerca.
Esto creo entenderlo, pero me engaño:
hará falta la escarcha del dintel
para que el guarecido en el portal comprenda
la luz del comedor, los manteles de leche, y el aroma
del pan que pasa su morena mano por la hendija.
Tan lejos de ti
como un ojo del otro,
de esta asumida adversidad
nacerá la mirada que por fin te merezca.
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4 comentarios:
Porque está escrito que nunca, nunca, nunca apreciaremos nada (ni a nadie) tanto como después de perderlo.
El hombre tarda dos años en aprender a hablar y el resto de la vida en aprender a callar.
Quien invierte en cosa vana, pronto acaba con la lana.
Alza la voz, pregonero,
y pregona que en el río
no hay agua para apagar
un corazón encendido.
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