lunes, 10 de septiembre de 2012
La puerta (por Margaret Atwood)
La puerta se abre,
miras lo que hay dentro.
Está oscuro en el interior,
probablemente hay arañas,
no hay nada ahí que tú desees.
Tienes miedo.
La puerta se cierra
La luna llena brilla,
repleta de delicioso zumo,
compras un bolso,
el baile es agradable.
La puerta se abre
y se cierra, tan rápido,
que no te das cuenta.
El sol sale,
tomas un desayuno frugal
con tu marido, aún delgado,
lavas los platos,
quieres a tus hijos,
lees un libro,
vas al a cine.
Llueve de forma moderada.
La puerta se abre,
miras dentro:
¿por qué sigue pasando esto ahora?
¿Es que hay un secreto?
La puerta se cierra.
Cae la nieve,
barres el sendero, resollando,
ya no es tan fácil como antes.
Tus hijos llaman por teléfono, a veces.
Hay que arreglar el tejado.
Te mantienes ocupada.
Llega la primavera.
La puerta se abre:
está oscuro ahí dentro,
hay muchos peldaños hasta abajo.
Pero ¿qué es lo que brilla?
¿Es agua?
La puerta se cierra.
El perro ha muerto.
Ya sucedió antes,
y compraste otro,
pero esta vez, no.
¿Dónde está tu esposo?
Has abandonado el jardín.
El trabajo era demasiado duro.
Por la noche te tapas con mantas;
sin embargo, padeces insomnio.
La puerta se abre:
Oh, dios de los goznes,
dios de los largos viajes,
has cumplido tu palabra.
Ahí dentro está oscuro.
Te confías a las tinieblas.
Entras dentro.
La puerta se cierra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Y entre abrires y cerrares de puertas (o quizá de una puerta en singular, siempre la misma) va pasando la vida. Es un poema triste, incluso la invocación al "dios de los goznes, dios de los largos viajes", al dios que cumple su palabra y nos devuelve a lo oscuro, pero que ni siquiera entonces revela para qué nos tuvo, durante ese tiempo, abriendo y cerrando puertas tan inútiles.
Todo vino y se fue, pero aún transcurren
los días en los que amaste y fuiste amado.
(ELOY SÁNCHEZ ROSILLO)
Si a ti te quiere tu madre,
a mí me quiere la mía.
A ti te quiere de noche;
a mí de noche y de día.
Las lengua resiste porque es blanda. Los dientes caen porque son duros.
(proverbio árabe)
En una hormiga
estómago, cerebro,
corazón..., todo.
(CUQUI COVALEDA)
Sólo la pulga puede cabalgar sobre el tigre.
Dicen que hay cuatro estaciones.
Yo digo que sólo dos:
si no estoy contigo, frío;
si estoy contigo, calor.
Un caballero ha administrado bien su fortuna cuando a su muerte no deja más dinero que el necesario para pagar sus funerales.
Publicar un comentario