viernes, 14 de septiembre de 2012
Me doy vueltas y vueltas en mi viejo individuo (por Gonzalo Rojas)
Que por qué, que hasta cuándo, que si voy a dormir noventa meses,
que moriré sin obra, que el mar se habrá perdido.
Pero yo soy el mar, y no me llamo arruga
ni volumen de nada.
Crezco y crezco en el árbol que va a volar. No hay libro
para escribir el sol. ¿Y la sangre? Trabajo
será que me encuadernen el animal. Poeta
de un tiro: guerrillero.
Me acuerdo, tú te acuerdas, todos nos acordamos
de la galaxia ciega desde donde vinimos
con esta luz tan pobre a ver el mundo.
Vinimos, y eso es todo.
Tanto para eso, madre, pero entramos llorando,
pero entramos llorando al laberinto
como si nos cortaran el origen. Después
el carácter, la guerra.
El ojo no podría ver el sol
si él mismo no lo fuera. Cosmonautas, avisen
si es verdad esa estrella, o es también escritura
de la farsa.
Uno escribe en el viento: ¿para qué las palabras?
Árbol, árbol oscuro. El mar arroja lejos
a los pescados muertos. Que lean a los otros.
A mí con mis raíces.
Con mi pueblo de pobres. Me imagino a mi padre
colgado de mis pies y a mi abuelo colgado
de los pies de mi padre. Porque el minero es uno,
y además venceremos.
Venceremos. El mundo se hace con sangre. Iremos
con las tablas al hombro. Y el fusil. una casa
para América hermosa. Una casa, una casa.
Todos somos obreros.
América es la casa: ¿dónde la nebulosa?
Me doy vueltas y vueltas en mi viejo individuo
para nacer. Ni estrella ni madre que me alumbre
lúgubremente solo.
Mortal, mortuorio río. Pasa y pasa el color,
sangra y sangra mi pueblo, corre y corre el sentido.
Pero el dinero pudre con su peste las aguas.
Cambiar, cambiar el mundo.
O dormir en el átomo que hará saltar el aire en cien mil víboras
cráter de las ciudades bellamente viciosas.
Cementerio volante: ¿dónde la realidad?
Hubo una vez un niño.
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6 comentarios:
todos nos acordamos de la galaxia ciega desde donde vinimos con esta luz tan pobre a ver el mundo. Y a la que volveremos, añado yo.
Un fracasado es el que sigue escribiendo reseñas después de cumplir cuarenta años.
(JLGM)
Hijos chicos, penas chicas. Hijos grandes, penas grandes. Hijos casados, penas por duplicado.
Deberíamos atrevernos a narrar con lujo de detalles todo lo que nos pasa por la mente en una especie de diario. De este modo le ahorraríamos a la memoria venir a auxiliarnos con su discurso torpe y lleno de lagunas y ambigüedades después que las cosas ya han pasado, más tarde o más nunca como si creyera ser la historia.
(CALZADILLA)
¡ Adiós, adiós ¡ ¡ Qué grato el irse, cuando se queda uno en todo !
(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)
La destrucción del ser amado por el ser amado es una práctica común desde la antigüedad. Nos embestimos con pasión sin compasión y dormimos aferrados a esos cuerpos exánimes. Al amanecer nuestras cenizas aún lloraban abrazadas. Ahora busco tu amor en todo resto que pasa por mi puerta.
(OSCA HAHN)
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