viernes, 7 de septiembre de 2012
Me suele suceder (por William Bronk)
Disculpe.
Pensé por un momento que usted era alguien que conozco.
Me
suele suceder. Una vez en el teatro de la plaza
cuando
aún se encontraba allí, volví la cabeza
mientas
las luces se encendían y me vi allí con una joven
y
otra pareja. Fuera en el vestíbulo miré al hombre
y
él miró hacia otra parte. No le resultaba conocido.
Bueno,
como dicen, es cosa de dos, y de todas formas no sé qué
caso
hubiera tenido. ¿Sabemos quiénes somos,
piensa
usted? Los niños parecen saberlo. Una vez pregunté
a
una niña pequeña. Dijo que había estado enferma. Dijo
que
se veía diferente y se sentía diferente. Yo dije,
“Tal
vez no eras tú”. ¿Cómo lo sabes?”
“Sí,
yo era yo”, dijo ella, “sé que lo era.”
En
parte ya no me preocupa
o
no como antes. No soy nadie más
y
nadie al fin y al cabo. Todo el resto
lo
ignoro. No sé nada.
Me
golpeó. Pensé que era Harry cuando lo vi
y
pensé: “le preguntaré a Harry”. Sin embargo
no
creo que él sepa. No es que me confunda.
No
quiero decir eso. Si alguien apareciera y dijese,
“Pregúnteme”,
no sabría ni por donde empezar.
Ni
siquiera tengo preguntas. Es la forma en que me desvanezco
como
si yo fuera la persona de una foto instantánea puesta a la luz.
Y
el entorno se borra como si despertáramos
en
el crepúsculo equivocado y las cosas se volvieran oscuras y grises
cuando
las esperábamos más nítidas. De lo real
cada
vez menos. No hay punto fijo. Las preguntas fijan
un
punto, como las respuestas. Las cosas se mueven otra vez
y
sólo queda apartarse. Estaba equivocado:
deberíamos
prescindir de preguntas y respuestas
y
todo lo que aprendemos es qué sonora resulta nuestra ignorancia.
Eso
es lo que quería decirle a Harry.
Usted
se le parece. Gracias de todas formas.
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8 comentarios:
Duda de los que no dudan.
¿Qué hacen todas esas mozas
que no salen a bailar?
Dejen las paredes solas,
que ellas solas se tendrán.
El tiempo sin ti es... "empo".
Eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras.
Nada más peligroso que una idea cuando no se tiene más que una.
(ALAIN)
Quien nace para martillo, del cielo le caen los clavos
El verdadero secreto es parte de tu sangre.
(proverbio ruso)
Cuando un fraile muere
dicen los demás:
Una boca menos
y una ración más.
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