sábado, 8 de septiembre de 2012
Oficio del azar (por Saiz de Marco)
nubes
con forma de pájaro
con forma de cocodrilo
de rata
de pez
de abeja
grises
blancas
que recuerdan la silueta de un humano
vagamente la semejan
nubes
que emergen y cambian y después se disipan
blando jirón de materia
liviano cuerpo de gas
amasijo de moléculas
vapor suspenso en el aire
estructuras caprichosas decididas por el viento
delicuescentes
sin plan
sin meta a la que llegar
sin designio
sin diseño
piezas de un ciclo que ignoran
inestables y fugaces
parecidas a lo vivo pero sin nervios ahí dentro
(menos mal: de otro modo ¡cambiar les dolería tanto!)
nubes
que nacen y mueren
que se forman y transforman
que se hacen y se rehacen
como ranas
como abejas
como peces
como pájaros
como figuras humanas
oficio del azar
nubes
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5 comentarios:
Nubes: trasunto de nosotros, que al final pasamos como nubes y nos desvanecemos como pompas de jabón: como las burbujas, como la espuma de las olas. O la espumilla cervecera de la Tierra, que es lo que aproximadamente somos.
La “escritorrea” (verborrea por escrito) es probablemente la enfermedad más peligrosa para un escritor.
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
(GRACIÁN)
La calle tras la última sesión; veinte llamadas perdidas sin respuesta; otras tantas cervezas; en el frío gélido del amanecer, un tipo atravesando un parking hacia su coche... La soledad es eso, ahora lo sé: lo que hay antes y después de tu nombre.
(IRIBARREN)
No estaria mal un final como:
Oficio del azar, sin nubes.
Dando a entender que se deja de hablar de nubes, sino, un poco más sobre nosotros.
Ya que a nosotros, entre la maraña de objetivos y obstáculos, se puede decir que nos mueve el azar, el cambio es parte nuestra y nosotros sí tenemos nervios.
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