martes, 25 de septiembre de 2012
Tan livianas, tan hondas, tan certeras (por Gonzalo Rojas)
Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la
piel a los vestidos
turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo, pisan la estrella de la suerte con sus finos
tacones
y germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,
y echan su aroma duro verdemente.
Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni
rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.
Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile
de las calles veloces. Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco
sentidos
para sacar apenas el beso de la espuma.
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4 comentarios:
No existen venenos, existen dosis.
Las estrellitas del cielo
las cuento y no están cabales;
faltan las dos de tu cara
que son las dos principales.
Lo que no se sabe expresar, es que no se sabe.
(ENGELS)
Ni tú conoces
los profundos porqués
de lo que haces.
(RAFAEL BALDAYA)
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