jueves, 5 de septiembre de 2013
Están pasando siempre (por Fernando Pessoa)
Nubes... Hoy tengo consciencia del cielo, pues hace días que no lo miro pero lo siento, viviendo en la ciudad y no en la naturaleza que la incluye. Nubes... Pasan del muelle hacia el castillo, de Occidente hacia Oriente, en un tumulto disperso y despojado, blanco a veces, se van desharrapadas a la vanguardia de no sé qué; medio negras otras, acaso, más lentas, tardan en ser barridas por el viento audible; negras de un blanco sucio, tal vez, como si quisieran quedarse, ennegrecen más por su llegada que por la sombra a eso que las calles abren como espacio falso entre las líneas del caserío que confinan.
Nubes... Existo sin saberlo y moriré sin quererlo. Soy el intervalo entre lo que soy y lo que no soy, entre lo que sueño y lo que la vida hizo de mí, la media abstracta y carnal entre cosas que no son nada, siendo también yo nada. Nubes... ¡Qué desasosiego si siento, qué incomodidad si pienso, qué inutilidad si quiero! Nubes... Están pasando siempre, unas muy grandes, pareciendo, porque las casas no dejan ver si son menos grandes de lo que parecen, que van a cubrir todo el cielo; otras de tamaño incierto, pudiendo ser dos unidas o una que va a partirse en dos, sin sentido en el aire alto contra el cielo fatigado; otras incluso pequeñas, que parecen juegos de cosas poderosas, abalorios irregulares de un juego absurdo, sólo hacia un lado, en un gran aislamiento, frías.
Nubes... Me interrogo y me desconozco. Nada he hecho que sea útil y nada haré que sea justificable. He gastado la parte de la vida que no perdí en interpretar confusamente ninguna cosa, haciendo versos en prosa a las sensaciones intransmisibles con que vuelvo mío el universo incógnito. Estoy harto de mí, objetiva y subjetivamente. Estoy harto de todo, y del todo de todo. Nubes... Son todo, desarreglos de lo alto, hoy sólo ellas cosas reales entre la tierra nula y el cielo que no existe; harapos indescriptibles del tedio que les impongo; niebla condensada en amenazas de color ausente; sucias motas de algodón crudo de un hospital sin paredes. Nubes... Continúan pasando, continúan siempre pasando, pasarán siempre continuando, en un enrollamiento discontinuo de madejas opacas, en un alargamiento difuso de falso cielo deshecho.
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5 comentarios:
Tienes unos ojos niña,
que te los estoy mirando;
el uno dice que sí
y el otro dice que cuándo.
No podemos ser felices sino al precio de cierta ignorancia.
(FRANCE)
Arde Hiroshima
pero da igual: la Tierra
sigue girando.
(RAFAEL BALDAYA)
Desde hace miríadas de siglos, existen auroras y crepúsculos. Desde hace miríadas de siglos, los astros hacen su ronda. Pisa la tierra con precaución, porque este pequeño terrón que vas a aplastar fue tal vez el ojo rasgado de un adolescente.
(OMAR JAYAM)
Te tiré una piedrecica
anoche a tu ventanal,
pero se enfadó tu madre
y me arrojó el orinal.
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