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martes, 13 de mayo de 2014

Demasiada memoria (por Martín López-Vega)


Agendas viejas. Bosques en mayo. Camisas
compradas cerca de la playa. Cicatrices, una.
Tengo demasiada memoria. El ovillo de hilo
rueda y yo le sigo, de eso se trata, nadie
querría ser el que recoge hilo sucio. También escuché
a Mozart en Nueva York, pero cuando suenan
esas notas a donde vuelvo es a aquella iglesia
de la Via del Corso. Demasiada memoria.

Tenías el colchón en el suelo. Eso lo recuerdo.
Y también la cuesta que llevaba a tu casa en aquella
calle oscura, detrás de la estación. Me grababas
en una casete tus canciones favoritas y luego
traducíamos las letras. Recuerdo más cosas,
desde luego, pero esto es lo que llega ahora,
como el olor que nos sorprende en la calle
y nos devuelve un rostro, otro paisaje, más vida.

No quiero escarbar más, recuerdo demasiadas
cosas. Se me ha ocurrido decirte: recordarás tal vez
el día que nos despedimos, las frases vagas
que se dicen en esos casos y que no evitamos,
cada uno tenemos nuestro camino, seguir buscando
es lo que toca, es lo mejor, nos quedamos con lo bueno.

Arcos románicos. Semáforos en rojo bajo la lluvia.
Una mesa puesta frente al mar. El amor sin prisa.
¿Quizás tú encontraste lo que esperabas?

5 comentarios:

carlos cay dijo...

La memoria no es nuestra sino de ella misma.Guarda y arroja según le viene en gana. Conserva lo desechable y desecha lo que debería mantener archivado. Cualquiera la entiende!!!!!

Cide Hamete Benengeli dijo...

Si el cielo llega a faltar,
sin cielo yo no me quedo,
que mientras te tenga a ti
¿pa qué quiero yo más cielo?

casa de citas dijo...


Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado en mis costillas rotas, tu pecho.) Los cientos de huesos de nuestros pies, esparcidos como la graba. No deja de ser extraño que esta imagen de nuestra proximidad, que no representa sino mero fosfato del calcio, me confiera un sentimiento de paz. Pero así es. Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente.

(JOHN BERGER)

Aldonza Lorenzo dijo...

El no hacer falta y el estorbar, juntos suelen estar.

cajón desastre dijo...

Por favor, no me hagas ir allí, me da igual que haya un Dios o que no lo haya.

(COHEN)