le decía a él que escuchara a Brahms, y yo le decía a él que
aprendiera a pintar y beber y a no ser dominado por las mujeres
y los dólares pero él me gritaba, por el amor de Dios recuerda a
tu madre, recuerda a tu patria,
nos vas a matar a todos…!
me desplazo por la casa de mi padre (de la cual aún debe 8000 dólares
después de 20 años en el mismo empleo) y miro sus zapatos muertos,
la forma en que sus pies combaron el cuero, como si estuviera
furioso plantando rosas, y lo estaba, y miro su cigarrillo muerto, su
último cigarrillo y la última cama en la que durmió esa noche, y siento que
debería rehacerla pero no puedo, pues un padre es siempre tu amo aún
cuando se ha ido; supongo que estas cosas han sucedido una y otra vez
pero no puedo dejar
de pensar:
morir sobre el suelo de la cocina a las 7 de la mañana
mientras otra gente está friendo huevos
no es tan duro
a menos que te suceda a ti.
salgo y cojo una naranja y le quito la piel luminosa;
las cosas están todavía vivas: el césped crece bastante bien,
el sol envía sus rayos circundados por un satélite ruso, un perro
ladra sin sentido en algún lugar, los vecinos espían desde detrás
de las persianas.
soy un extranjero aquí, y he sido (supongo) en cierto modo el granuja,
no dudo de que él me pintara bastante bien (el viejo
y yo peleábamos como leones de montaña) y dicen que dejó
todo a alguna mujer en Duarte pero me importa un bledo —puede quedárselo:
era mi viejo
y ha muerto.
dentro, me pruebo su traje azul claro
mucho mejor que cualquier cosa que haya llevado nunca
y agito los brazos como un espantapájaros al viento
pero de nada sirve:
no puedo mantenerlo vivo
no importa lo mucho que nos odiamos el uno al otro.
parecíamos exactamente iguales, pudimos haber sido gemelos
el viejo y yo: eso es lo que decían.
él tenía los bulbos sobre la rejilla
listos para ser plantados
mientras yo estaba acostado con una puta de la calle
tercera.
muy bien. concedámonos este momento: de pie delante del
espejo con el traje de mi padre muerto
esperando también
a morir.
6 comentarios:
Nos sobreviven
las gafas, el batín,
las zapatillas...
Este hombre fue un poeta de los de verdad; pues fue fiel a sí mismo y nunca trató de parecerse a nadie. Sólo escribía de lo que sentía su corazón.
Saludos.
Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él. Tampoco una verdad puede transformarse en error cuando nadie se adhiere a ella.
(GANDHI)
La vida siempre acaba mal. Y bien mirado: ¿puede terminar bien lo que termina?
(ÁNGELES MORA)
Nadie conoce bien el verdadero orden de importancia que, en lo profundo de sí mismo, asigna a cada cosa.
Uno de los signos que más acusan cambio de clima espiritual es la constante degradación de lo cómico y su concomitante embrutecimiento de la risa. La verdad es que nunca ha habido en el mundo, como hay en nuestros días, tantas gentes que parezcan rebuznar cuando ríen.
(MACHADO)
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