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domingo, 9 de octubre de 2016

Milagros (por Walt Whitman)


¿Por qué tanto alboroto por un milagro?

Sólo conozco milagros, da igual que ande por las calles de Manhattan,

o mire hacia el cielo por encima de los tejados,

o camine por la playa al borde del mar,

o permanezca de pie bajo los árboles del bosque…

U observe a las abejas volando en torno a la colmena en verano,

o a los animales que pastan en las praderas,

o a las aves,

o a los fascinantes insectos que vuelan por el aire,

o la maravilla del atardecer

o de las estrellas que brillan en la noche, mudas y resplandecientes,

o la exquisita curva delgada de la luna nueva en primavera.

Estos y los demás, todos, son milagros para mí.

Todo está vinculado y, sin embargo, cada cosa es diferente y ocupa su propio lugar.

Para mí, cada hora de luz y oscuridad es un milagro,

cada centímetro cúbico de espacio es un milagro,

cada metro cuadrado de superficie de la tierra contiene lo mismo;

cada fragmento de su interior bulle con lo mismo.

Para mí el mar es un continuo milagro, los peces que nadan,

las rocas, el movimiento de las olas, los barcos y sus navegantes.

¿Hay acaso milagros más raros?



3 comentarios:

Ignatius Reilly dijo...

Quienes dicen que los milagros no existen lo dicen porque en realidad no existe otra cosa que los milagros.

CCay dijo...

(Joaquín Orlando Giannuzzi ¿homenajeando o parodiando? a Walt Whitman:)

Aquí reconozco la madera y las rutas de Whitman,

en este terrible adorador apretado al planeta

chisporroteando como una fragua recién encendida.

El más completo idólatra de todos los tiempos,

su formidable apetito por la creación,

bebedor de todos los licores,

devorando la cantidad y la unidad, la pulpa y la cáscara;

nombrando, palpando, lamiendo los materiales visibles

/ y los otros,

sin proferir un juicio, opinión, comentario, negación;

saludando con dos brazos o uno, gritando buenos días

/ a todo el mundo;

fermento jovial, afirmativo frente a la amenaza de la materia

/ y la energía de los pueblos;

manejando el lenguaje articulado como una sucesión

/ irremediable de la respiración;

la salud de sus textos corridos aplastando los puntos,

las comas y las restantes treguas del orden enfermo;

torrente de lava llenando los huecos, las fisuras, las omisiones,

/ las defunciones;

metiendo las construcciones y las aventuras humanas en la

/ naturaleza;

la poesía de decir como al descuido

“los comerciantes están emocionados”;

la muerte que no aparece en ninguna parte

barrida por la avalancha de lo distinto;

porque “el solo hecho de existir es una verdadera felicidad”.

Por todo eso y otras pruebas de su entusiasmo por el

/ universo,

yo agradezco, aplaudo y ovaciono

su absoluta seguridad de que todo lo que existe hace poesía

su terrestre baile perpetuo entre las cosas racionales e

/irracionales;

¡su alegre certidumbre de que cada cosa es ella misma

/ y además un huevo!

Ignatius Reilly dijo...


Pues a mí me parece que el poema sería mucho mejor sin el "y además un huevo" del final.