Las enfermeras arrastraban el paso soñoliento
y los viejos discutían el día entero consigo mismos.
Las siete décadas encerradas en su cabeza
se congelaron en un bloque que goteaba, atemporal,
el pintor perdió su noción de todo salvo el gris.
Aquel beso de actor cayó por un pozo demasiado profundo
para devolver ecos que yo habría valorado —
el ‘29 era el ‘41 el ‘84,
todo uno en su mirada caleidoscópica
(él deseaba para mí su amargura y su sed,
su fría habilidad para cerrar una puerta).
Más tarde, tomando un trago, me di cuenta de que aquel
fue nuestro último beso y, ay, el primero.
4 comentarios:
Ay! Envejecemos, mi amor,
Los dos.
Los dos por cierto juntos, mi amor,
Cuando los dos éramos chicos
Cuando jugábamos juntos en el mar.
Los dos por cierto juntos, mi amor,
Cuando hacíamos nuestras caminatas juntos
Mientras íbamos creciendo.
Los dos por cierto juntos, mi amor,
Cuando tus pechos eran firmes y redondeados,
Cuando tus pechos pendieron en la
maternidad.
Los dos por cierto juntos, mi amor,
Cuando tu pelo flotaba bajando por tu espalda,
Cuando tu cuerpo era fuerte y viril.
Los dos por cierto juntos, mi amor,
Cuando nuestros cuerpos envejecieron y se afinaron,
Como un lenguado descansando en el fondo.
Los dos juntos por cierto, mi amor,
Cuando tan debilitados que nos sentábamos apartados,
Tan débiles que sólo podíamos pasar las horas descansando.
Los dos juntos por cierto, mi amor,
Cuando nuestros tenues ojos miran a los neblinosos cielos,
Cuando la visión falla en ver su esplendor,
Ah, ¿adónde me lleva Dios?
(Anónimo polinesio)
La belleza es aquello en cuyas manos no nos importaría ser destruidos, deshechos, calcinados.
(LLERA)
Publicado en El poeta ocasional
https://elpoetaocasional.blogspot.com.ar/2017/09/michael-hartnett.html
Por favor, si transcriben un poema de mi blog indiquen la procedencia como yo hago con todos los post
Escuchar con atención es una forma de dar.
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