En el verano:
viento en la esquina,
verde sobreviviente en la sequía,
tenue, obstinada nube que aparece
y cruza sola el cielo imperturbable,
agasajo de la sombra del árbol,
vaso de agua al regreso: muchas gracias.
Rapado, el pasto tiene olores
a pequeño cadáver indeciso,
otra culpa del verano profundo.
Desolada de ferocísimo sol,
esta pared lo escupe. Sólo faltan
tristezas de pájaros agónicos
para mojar el borde de un pañuelo.
A ti, alfabeto,
gracias te sean dadas,
por acudirme, pese a esta miseria:
musitas y aminoras con memorias
de milagrosas y narradas lluvias,
de mares y manzanas, tanto agobio,
que olvido este calor y que aún lo escribo.
4 comentarios:
¿Qué sería de nosotros sin el pobre alfabeto, que nos deja poner todo, volcar todo, en pequeños y gráciles símbolos?
Ni por rico realzarse ni por pobre rebajarse.
¿Cómo quieres que tenga
sanos colores,
si me los han robado
los mis amores?
Es frecuente que, a quien va "de farol", se le caiga el farol encima.
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