lunes, 9 de octubre de 2017
Quemándonos sin fuego (por Francisca Aguirre)
Bajan, atravesando el firmamento,
vienen sin ser llamados.
Nadie sabe qué son ni a dónde pertenecen.
Descienden mágicos y ajenos,
iluminan sin luz, cantan sin música.
Llegan, definitivamente llegan;
nos invaden
y algo que no entendemos sobreviene
quemándonos sin fuego.
De donde no sabemos, vuelven.
Traen en su aparecer, en su deshora,
la desazón profunda de lo incierto.
No calientan ni hielan,
sólo inquietan. Y huelen
como la luna sobre el mar. Cantan
como el color vibrante de las flores.
Nadie sabe qué son ni a dónde pertenecen,
pero la sangre se acelera,
la memoria tirita como un náufrago.
Bajan, atravesando el firmamento,
suben desde el abismo y la nostalgia,
iluminan sin luz, cantan sin música.
Dios mío, cantan, cómo cantan.
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4 comentarios:
Para lavar
y limpiar la memoria,
no hay un jabon.
(RAFAEL BALDAYA)
Un hombre sin estímulos es una barca sin remos.
Uno tiene el sentido de lo que debería y de lo que podría ser. Volver la espalda a este presentimiento significa extravío, error, enfermedad.
(JUNG)
Por muy ficticia y fantasiosa que sea una obra, siempre hay en ella una parte del autor.
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