Ella cuidó tanto de él
que rara vez levantó un dedo.
Así que sólo ahora por primera vez se coloca
cerca del fregadero y pela
su primera patata con el cuchillo de pelar
que ella dejó como legado. La patata
-él lo nota- encaja en la mano humana,
está hecha para que sea así, es uno
de esos milagros. Y ella lo supo todo este tiempo.
3 comentarios:
Quien lloró de amor por una mujer
llore conmigo en esta tierra ingrata.
Extranjero fui en su corazón,
extranjero lejos de mi patria.
Dos dolores para un mismo pecho.
(ESCOLANO)
¿Por qué para ser feliz hace falta no saberlo?
(PESSOA)
Lo que no se tiene también puede perderse.
(GARCÍA MARTÍN)
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