Un perro viejo, temeroso
de su propia sombra
en un pueblo del sur.
La historia me la cuenta
una mujer casi ciega,
una cálida noche de verano
mientras las sombras
del bosque de New Hampshire
se deslizan bajo nosotros:
una calle extensa, un perro inquieto,
un par de gallinas polvorientas
y aquel sol cayendo a plomo
en un pueblo sin nombre del sur.
Me hizo recordar a los alemanes
desfilando ante nuestra casa en 1944.
El modo en que todos nos quedamos en la acera
mirándolos con el rabillo del ojo,
el temblor de la tierra, el paso de la muerte…
Un perrito blanco corrió hasta el asfalto
y se enredó en los pies de los soldados.
Una patada lo hizo volar como si hubiera
tenido alas. Esto es lo que ahora veo.
La noche cayendo lentamente.
Un perro con alas.
6 comentarios:
Aún vive gente que vio ocupar Polonia, o a Hitler recorriendo los Champs Elysés. Aún queda gente que vio el nazionalismo. Hoy resucitan en Cataluña y en vez de la esvástica portan la estelada.
Expresar mis opiniones no me enriquece. A fin de cuentas, ya las conozco. Escuchar las opiniones ajenas, en cambio, sí puede hacerme crecer.
(RUSSELL)
Nunca estuvo ni estará todo inventado.
No he visto gente más bruta
que la gente de Alcover,
que echaron el santo al río,
porque no quiso llover.
A mi madre
le han puesto una rodilla de titanio.
Tiene ochenta y un años y una gran cicatriz.
Camina por la casa.
Debajo de la piel
guarda el ruido de todos los serruchos,
las lágrimas de los primeros pasos,
la ausencia del ausente.
Y una rodilla metálica y fría
como mi corazón.
(ERNESTO FRATTAROLA)
Una mente es su propio lugar, y por sí sola puede hacer un cielo del infierno, y un infierno del cielo.
(MILTON)
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