abrazados frente a la ventana
abierta a la ladera de olivos (dos
semillas desnudas dentro de un fruto que el verano
ha abierto violento, y que se llena
de aire), no teníamos recuerdos. Éramos
el recuerdo que tenemos ahora. Éramos
esta imagen. Los ídolos de nosotros,
para la sumisa fe de después.
4 comentarios:
Con el tú de mi canción
no te aludo, compañero;
ese tú soy yo.
(MACHADO)
Fuimos hechos para el mundo. El mundo no fue hecho para nosotros.
Que fácil es decir
maté una hormiga
y en cambio qué difícil
quebré mandíbulas
he aplastado un estómago
pisé unos ojos
No hay recuerdo más dulce que el de la alegría que hemos dado.
Publicar un comentario