Observa a través de ti mismo y te verás igual a los demás,
a través de las risas, la danza, en el almuerzo, en la cena de la gente,
entre los vestidos y los adornos, dentro de aquellos rostros lavados y acicalados,
observa el silente secreto de repudio y desesperación.
Ni al esposo, ni a la esposa ni al amigo confiamos la confesión,
otro yo, un duplicado de cada quien, escondiéndose a hurtadillas discurre,
informe y desprovisto de palabra atraviesa las calles de la ciudad, culto y ecuánime en los salones,
en los vagones de ferrocarril, en los barcos a vapor, en la plaza pública,
hogar para las casas de hombres y mujeres, en la mesa, en la habitación, en todas partes,
vedlo sagazmente vestido, sonriendo solapadamente, muy erguido, con la muerte bajo el esternón, y el infierno bajo el cráneo,
bajo la capa y los guantes, bajo las cintas y las flores artificiales,
respetuoso de las costumbres, sin decir una palabra sobre sí mismo,
hablando de cualquier otra cosa salvo de sí mismo.
2 comentarios:
Al final se nos pone la cara de nuestra máscara. Pero nuestra originaria y verdadera cara no era así.
Y yo sola con mis voces, y tú, tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.
(PIZARNIK)
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