zUmO dE pOeSíA

zUmO dE pOeSíA
de todos los colores, de todos los sabores

ALEATORIUM: Saca un poema de nuestro almacén

Ver una entrada al azar

viernes, 12 de marzo de 2010

Felices los normales (por André Cruchaga)

Felices los normales
porque jamás han atravesado la nada
como pájaros en el olvido
Los que nacieron con la luz
de madre y padre
Los que no han comido migajas
y se esconden en la noche
Los que jamás han sentido la vida desgajada
ni han sido perseguidos como torcazas
Felices los normales
que tiran su cuerpo en buen lecho
y no en el frío lunar de las piedras
Los que no escriben ni una tarjeta postal
Los que no escriben sobre muros
aunque después los derriben
Los que no escriben sobre el caballo de sus emociones
Felices los normales que ignoran el exilio
y la lluvia que cae sobre el lomo de los perros
Los que nunca han sido asediados por el silencio
Los que no han bebido pinos de luz
en pezones de trementina transparente
Felices los normales que no saben las palabras
que se pierden en las alcantarillas
y en las tumbas de los muertos
Los que navegan y navegan sin fatiga
hasta desembarcar en ese viejo muelle de la muerte.

6 comentarios:

VS dijo...

Sí, felices los que pasan por la vida sin apenas pensar ni reflexionar. Felices lo que no analizan y así no se martirizan. Pero ¿puede uno elegir?

Cide Hamete Benengeli dijo...

Es tu ventana una cárcel
con la carcelera dentro
y el prisionero en la calle.

ORáKULO dijo...


Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.

Dimes Y Diretes dijo...


El sabio empieza por hacer lo que quiere enseñar. Y sólo después, enseña.

(CONFUCIO)

hAiKu dijo...


Murió mi gato
pero a veces lo veo
sobre el sofá.

(CUQUI COVALEDA)

Lloviendo amares dijo...

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, entre zarzas quemadas
y pájaros de nieve.

Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte como un viajero gris
perdido entre la niebla.

Una verdad cifrada dejé atrás: el humo denso y obsequioso de los brezos y
la alegría de mis padres en el anochecer.

En el camino del norte, sin embargo, solo mendigos locos me acompañan.

Duermo bajo sus capas en las noches de invierno.

Les digo este relato para ahuyentar el frío.


(JULIO LLAMAZARES)