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lunes, 11 de julio de 2011

Me alivias tanto (por Ko Un)

¿Podría arrullar a esa niña meciéndola
con estas manos frías
empapadas de sol de otoño?

Duerme, duerme. Me alivias tanto.
A mí mismo me arrullo
cuando te duermo.

9 comentarios:

Hulk dijo...

Otro poema corto como el de ayer, son los mejores.

zUmO dE pOeSíA dijo...

Ya sabes, Hulk, que "lo bueno, si breve...". Y sobre todo en poesía, menos es (casi siempre) más.

casa de citas dijo...

Lo que llamamos "sólidas convicciones" a menudo es pereza de pensamiento.

(JOSÉ ANTONIO MARINA)

hAiKu dijo...



Quitan los muertos
del asfalto y de nuevo
pasan los coches.

(HORMEÑO)

Dimes Y Diretes dijo...

Amo a la Humanidad, lo que me revienta es la gente.

(SUSANITA / QUINO)

casa de citas dijo...

No te interpongas entre el dragón y su furia.

(SHAKESPEARE)

tERESA pANZA dijo...


Donde no manda uno, no manda ninguno.

cajón desastre dijo...


Al irnos no sabemos jamás que nos marchamos
y bromeamos al cerrar la puerta.
El destino, siguiéndonos, detrás, echa el cerrojo
y ya no hablamos más.

(EMILY DICKINSON)

TóTUM REVOLùTUM dijo...

Una criatura de nervios modernos, de inteligencia sin cortinas, de sensibilidad despierta, tiene la obligación cerebral de cambiar de opinión y de certeza varias veces en el mismo día. Debe tener, no creencias religiosas, opiniones políticas, predilecciones literarias, sino sensaciones religiosas, impresiones políticas, impulsos de admiración literaria.

Ciertos estados de alma de la luz, ciertas actitudes del paisaje tienen, sobre todo cuando son excesivos, el derecho de exigir a quien está frente a ellos determinadas opiniones políticas, religiosas y artísticas, aquellas que ellos insinúen, y que variarán, como es de entender, conforme ese exterior varíe. El hombre disciplinado y culto hace de su sensibilidad y de su inteligencia espejos del ambiente transitorio: es republicano a la mañana, y monárquico al crepúsculo; ateo bajo un sol descubierto y católico ultramontano a ciertas horas de sombra y de silencio...

Convicciones profundas, sólo las tienen las criaturas superficiales. Los que no miran hacia las cosas apenas las ven sólo para no tropezar con ellas, esos son siempre de la misma opinión, son los íntegros y los coherentes. La política y la religión gastan de esa leña, y es por eso que arden tan mal ante la Verdad y la Vida.

(PESSOA)