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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Oyendo a Vivaldi (por Vicente Gallego)

Como agua bendita,
como santo rocío tras la noche de fiebre
lava el alma esta música con su perdón sincero,
fluyente arquitectura que en el aire vertebra
la ilusión de otra vida
salvada ya para gozar la gloria
de un magnánimo dios.

De lo terrestre naces,
del metal y la cuerda, de la madera noble,
de la humana garganta
que estremecida afirma la hora suya en el mundo;
y sin embargo vuelas, gratitud hecha música,
evanescente espíritu
que en el viento construyes tu perdurable reino.

Si algún eco de ti sonara en nuestra muerte...

En mitad de la muerte suenas hoy,
cadencioso milagro, pura ofrenda de fe
en honor de ese dios que no escucha tu ruego
o que escucha escondido, tras su silencio oscuro,
la demanda de luz con que el hombre lo abruma.

Y si no existe un dios,
¿quién inspira en tu canto tan cumplido consuelo,
extraña melodía de blasfema belleza
que a los hombres sugieres su condición divina,
para qué sordo oído
—cuando sea ya el nuestro desmemoria en el polvo—,
en mitad de la muerte, orgullosa plegaria emocionada,
celebras esa frágil plenitud
de no sé qué verano o qué huérfana espuma
feliz
de aquella ola
que en la mañana fuimos?

16 comentarios:

Santi dijo...

En verdad la música, cierta música (de Vivaldi, de Bach, de Beethoven, de Haendel...), parece una creación sobrehumana. Algo indigno de los hombres, hecho para los dioses.

La música sobrepasa al lenguaje humano , para lo cual usa otros medios distintos de la palabra. La poesía lo tiene más difícil, pues trata de rebasar al lenguaje utilizando sus propios medios.

Adrián dijo...

Leído en El País de ayer:

El día que nació Eulalia Machado Monedero cayó una inmensa nevada. Su tío Antonio quedó atrapado en el tren y tuvo que retrasar el momento de conocer a su nueva sobrina. Eulalia era una de las tres hijas de José Machado, pintor y hermano de los poetas Antonio y Manuel (que no tuvieron descendencia). Toda la familia mantuvo relaciones frecuentes y estrechas, en las que la poesía campaba a sus anchas, hasta que la Guerra Civil les desgarró a todos en varios sentidos, incluido el literal, que los distanció físicamente.
Eulalia formó parte de los niños de la guerra, enviados por las autoridades republicanas a la URSS para proteger a los menores de los horrores del conflicto. Eso la mantuvo separada durante años de su padre, José, con quien las tres hermanas (Eulalia, Carmen y María) se reunieron en 1947 en Chile, adonde José Machado había llegado exiliado a bordo del Formosa. Eulalia no regresaría a España hasta 1970.
En los últimos años contribuyó a avivar el recuerdo de los hermanos Machado con diversas iniciativas; entre ellas, la entrega de un valioso manuscrito de su padre, José. El texto relata con sencillez los últimos días de Antonio Machado, incluido su paso por la frontera francesa, que cruzó con su madre a pie, empapado de lluvia y congoja, el 27 de enero de 1939. Alojado Antonio en la pensión Quintana de Colliure, donde murió 26 días después, fue José el que encontró en un bolsillo de su abrigo el último verso que escribió el poeta: "Estos días azules y este sol de la infancia".

Santi dijo...

Adrián, yo me pregunto qué le habría pasado a Antonio Machado si no hubiera podido huir a Francia. ¿Lo habrían detenido y encarcelado las autoridades franquistas (como hicieron con el también poeta Miguel Hernández)? Sí, seguramente eso habría pasado. Lo habrían ejecutado refinadamente, encarcelándolo de por vida como a Hernández, haciendo que las penosas condiciones de las cárceles franquistas hicieran su eficaz trabajo. Qué sinvergüenzas.

Anónimo dijo...

Os recuerdo que el hijo de Leopoldo Alas "Clarín" fue fusilado tras la guerra civil. Ya que los franquistas no pudieron matar al autor de La Regenta (para entonces ya había fallecido), se tomaron la licencia poética de asesinar a su hijo.

LuisMi dijo...

Leopoldo García-Alas García-Argüelles fue Rector de la universidad de Oviedo.

Hijo del escritor Leopoldo Alas "Clarín", en 1920 obtuvo la cátedra de Derecho civil en la Universidad de Oviedo y en 1931 fue elegido rector de la misma. Ya había escrito varias obras jurídicas y diversos artículos en El País, El Socialista y El Heraldo de Madrid, donde se había posicionado dentro de la izquierda política. Con la proclamación de la Segunda República, fue elegido diputado por la coalición republicano-socialista, siendo designado por el Ministro de Justicia, Álvaro de Albornoz, subsecretario del Ministerio (1931–1933). Después se reintegró a la Universidad. Tras el golpe de Estado de 1936 que dio inicio a la Guerra Civil fue detenido, juzgado en Consejo de Guerra el 21 de enero de 1937 y fusilado por las tropas franquistas el 20 de febrero siguiente. Durante el franquismo, la ejecución de García Alas se justificó por haber asistido a un mitin de Azaña, por haber sido miembro del gobierno provisional de la República y ser elegido rector de la universidad ovetense al proclamarse aquella. Sin embargo, lo probable es que pagase la inquina de las clases dirigentes de Oviedo hacia su padre, autor de La Regenta .

LuisMi dijo...

Así que no fue fusilado tras la guerra civil, sino durante la guerra civil, como a Lorca.

Cada vez que paso por la carretera y veo el Valle de los Caídos, es que me muero de asco.

Juanjo dijo...

De verdad que me asombra que los comentaristas de este espléndido blog estén continuamente trayendo a colación episodios tristísimos de la guerra civil, que todos deberíamos tratar de olvidar o, al menos, superar. Sólo quiero decir que en ambos bandos se cometieron espantosas atrocidades, y que muertos por sus ideas los hubo en las dos Españas. Si de literatos e intelectuales hablamos, y sin querer compararlos con Lorca o el hijo de Clarín (las comparaciones siempre son odiosas), quiero recordar que en el bando republicano se asesinó al autor teatral Pedro Muñoz Seca y al escritor Ramiro de Maeztu.

F. a un fascista dijo...

Pues a mí, Juanjo, lo que me asombra es que un personaje de su calaña, que a día de hoy pone en plano de igualdad a los culpables de un horrendo genocidio con los que defendieron el orden democrático de la República, concurra a un blog como este. Usted si que está de más en cualquier sitio en que se hable de cultura, mucho menos de poesía.
Vergüenza le debiera dar espetarnos la odiosa patraña -tan común entre los de su ralea- de que debemos "olvidar"....
Claro, es lo que les interesa a los matarifes y a sus herederos: que se "olviden" sus maldades. Pero ellos hacen bien poco por tal olvido, cuando perpetúan -allí donde tienen poder- los símbolos del franquismo, como es el abominable Valle de los "Caídos". Curiosa manera tienen los neo (¿neo?) fascistas ibéricos de pasar página.
Así que le reitero: el que empuerca un blog de poesía es usted, porque nos insulta a la inmensa mayoría.

PD.- A quien objete que esto mío no es propio de este espacio, he de decirle que sacar la cara por la libertad, la decencia y los valores humanos tiene mucho que ver. Ya lo creo que tiene mucho que ver. Algunos poetas que acabáis de citar no han hecho otra cosa en su corta y asesinada vida.

Cide Hamete Benengeli dijo...

El amor es un monte
tan elevado,
que a la cumbre se llega
con gran trabajo.
Y estando arriba,
tiene mucho peligro
cualquier caída.

casa de citas dijo...

La verdad levanta tormentas contra sí, que desparraman su semilla a los cuatro vientos.

(TAGORE)

TóTUM REVOLúTUM dijo...


El aire que respiras no tiene precio. ¿Significa eso que no tiene valor?

tERESA pANZA dijo...


El lepero, aunque no quiera, lo será hasta que se muera.

casa de citas dijo...


El mayor fracaso de un narrador no es que nadie le lea. El verdadero fracaso es que alguien empiece a leerle y, aburrido y decepcionado, abandone el libro sin acabar.

(HITCHCOCK)


hAiKu dijo...


Algo me inquieta:
¿También tendrá la muerte
despertador?

(SUSANA BENET)

Cide Hamete Benengeli dijo...

Qué lindo que yo me acuerde

de don Juan Riera cantando.

Que así le gustaba al hombre

lo nombren de vez en cuando.



Panadero don Juan Riera,

con el lucero amasaba,

y daba esa flor de trigo

como quien entrega el alma.



¿Cómo le iban a robar

ni queriendo a Don Juan Riera,

si a los pobres les dejaba

de noche la puerta abierta?



A veces hacía jugando

un pan de palomas blancas.

Harina su corazón,

al cielo se le volaba.



Por su amistad en el vino

sin voz queriendo cantaba

y a su canción como al pan

la iban salando sus lágrimas.

ORáKULO dijo...

Todos tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una.