miércoles, 23 de octubre de 2013
La gran ola te trajo (por Jorge Luis Borges)
El alba inútil me sorprende en una esquina desierta; sobreviví a la noche.
Las noches son como olas orgullosas; olas azul oscuro, de pesadas crestas, cargadas con los tonos de profundos despojos, cargadas de improbables y deseables cosas.
Las noches acostumbran misteriosos dones y rechazos, de cosas que se dan por la mitad y a medias se retienen, de delicias que albergan un hemisferio oscuro. Así obra la noche, yo te digo.
La marea, esa noche, me dejó los jirones y retazos disjuntos de costumbre: algunas amistades que odio, para charlar; música para sueños; la humareda de cenizas amargas. Las cosas a las que mi corazón hambriento no puede hallarles uso. La gran ola te trajo.
Palabras y palabras, cualesquiera, tu risa; y vos tan perezosa e incesantemente bella. Hablamos, y olvidaste las palabras.
El alba destructora me encuentra en una calle desierta, en mi ciudad.
Tu perfil que se aleja, los sonidos que conforman tu nombre, la cadencia de tu risa: esos son los ilustres juguetes que dejaste para mí.
Los revuelvo en el alba, los pierdo, los encuentro; se los cuento a los escasos perros vagabundos y a las pocas estrellas vagabundas del alba.
Tu rica vida oscura…
Debo alcanzarte, de algún modo; aparto estos ilustres juguetes que dejaste para mí, quisiera tu mirada subrepticia, tu sonrisa real; esa sonrisa solitaria y mordaz que la frialdad de tu espejo conoce.
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6 comentarios:
Cada pueblo es un estilo de lo humano.
Juventud sin salud, peor es que senectud.
Donde sólo hay astucia, también hay mezquindad.
(HUGO)
Nunca sabré,
por más que te me viertas,
cómo es ser tú.
(RAFAEL BALDAYA)
El médico le ponía a ella un receptor sobre la curva planetaria del vientre y en la consulta resonaban como golpes o como secos redobles metálicos los latidos muy acelerados del corazón de mi hijo, su diminuta obstinación sumergida en aquel refugio acuático, caliente, oscuro...
(MUÑOZ MOLINA, en "Como la sombra que se va")
María Cristina me quiere gobernar
y yo le sigo, le sigo la corriente,
porque no quiero que diga la gente
que María Cristina me quiere gobernar.
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