viernes, 20 de diciembre de 2013
El prodigio era tuyo (por José Hierro)
La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.
Imagínate tú, piensa sólo un instante,
piensa sólo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que sólo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)
Piensa sólo un instante que has roto los diques y flotas sin tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra tan sólo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»
Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos humos calientes.
(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.
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4 comentarios:
Es alucinantemente bueno , nunca había leído a este autor y voy a leer luego lo que encuentre ; siempre escribía en un bar , nunca en silencio y hay poemas que tardó años en concluir , yo no le llegué a conocer pero como persona hablan de él maravillas ( en Santander )
Una gran inteligencia a menudo está huérfana de la capacidad para gestionarla bien.
A un lado y otro
enjambres de cemento
y de ladrillo.
(RAFAEL BALDAYA)
Siempre es posible defender algo sin atacar a alguien.
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