¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
ya no son para mí
lo que llama misterios sobrehumanos
el vulgo baladí.
Sólo la ciencia a mi ansiedad responde
y por la ciencia sé
que no existe ese Dios que siempre esconde
el último porqué.
Sé que soy un mamífero bimano
(que no es poco saber)
y sé lo que es el átomo, ese arcano
del ser y del no ser.
Sé que el rubor que enciende las facciones
es sangre arterial;
que las lágrimas son las secreciones
del saco lacrimal;
que la virtud que al bien al hombre inclina
y el vicio, sólo son
partículas de albúmina y fibrina
en corta proporción.
Que el genio no es de Dios sagrado emblema,
no señores, no tal:
el genio es un producto del sistema
nervioso cerebral.
Y sus creaciones de sin par belleza
sólo están en razón
del fósforo que encierra la cabeza,
¡no de la inspiración!
Amor, misterio, bien indefinido,
sentimiento, placer…:
¡palabrotas vacías de sentido
y sin razón de ser!
Gozar es tener siempre electrizada
la médula espinal,
y en sí el placer es nada o casi nada:
un óxido, una sal.
¡Y aun dirán de la ciencia que es prosaica!
¿Hay nada, vive Dios,
bello como la fórmula algebraica
C = π r²?
¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
ya no son para mí
lo que llama misterios sobrehumanos
el vulgo baladí.
Mas, ¡ay!, que cuando exclamo satisfecho
“¡Todo, todo lo sé!”
siento aquí en mi interior, dentro del pecho
un algo…, ¡un no sé qué!…
4 comentarios:
Mi esposa y yo dormimos en habitaciones separadas, cenamos aparte, vamos de vacaciones cada uno por su lado... En suma, estamos haciendo todo lo posible por mantener unido nuestro matrimonio.
(DANGERFIELD)
Con los gustos también nos engañamos. Creemos que nos gustan cosas sólo porque "se supone" que deberían gustarnos.
Una máquina nos gobernaría con nuestra inteligencia, pero sin nuestra estupidez.
Me gustaría ser un hombre
de fino bigote que toma el autobús,
no tiene heladas las manos.
Un hombre de estatura media
al que no le espera el bar,
un hombre que charla
con un conductor de autobús
y le dice: ya he terminado,
por hoy se acabó. Alguien
que sienta que por hoy se acabó
no tener manos heladas.
He acabado, le dice al conductor.
Tiene en los labios un deje de ilusión,
es como si le esperase en alguna parte
otra cosa, no sé definir qué
clase de cosa puede ser
la que haga que alguien
de estatura media y con bigote
diga: he acabado. Me pregunto
qué clase de sensación
debe ser ésa. Que haya acabado
y que probablemente haya acabado.
No sé qué puede haber acabado,
se le nota en el habla.
(CONCHA GARCÍA)
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