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sábado, 25 de agosto de 2018

Yo estaba en otro sitio (por Carmen Martín Gaite)


En la tarde de otoño,
cuando he abierto los ojos,
la voz dulce y sensata de mi madre
viene de otro hemisferio
que ya no sé alcanzar.
Habla de la merienda,
de sábanas planchadas
de poner el termómetro.
Y un bullicio de niños
que salen de la escuela
brinda desde la calle
un contrapunto lánguido,
entreverando pausas que se estiran.
Yo estaba en otro sitio
–¿dónde estaba?–.
De todo lo que veo y lo que oigo
me separa el sabor del paladar,
una sed agridulce.

Pues parece que tienes menos fiebre.
Ahora te traigo el agua de limón.

No es eso, no era eso.
Yo estaba en otro sitio.
Al raso. Corría el aire.
Nadie me conocía.
Había ruido. Había riesgo.
Va a repetirse todo, me aburre esta función.
No cierres el balcón,
espera, te lo pido, un momentito más,
que no entra frío,
no corras todavía la cortina.
Deja abierta, mi dulce carcelera,
la ranura del sueño.
Ella me mira y dice:
Tienes los ojos tristes, ¿en qué piensas?
En nada, digo yo. Y sus pasos se alejan.

Podría huir ahora.
En los cuentos de niños
resultaba tan fácil la transfiguración,
el brinco audaz y súbito.

No quiero más paredes,
más mantas ni jarabes,
yo sé lo que me cura y lo que no,
respirar de otro modo necesito.
Ahora mismo podría,
si tú me dieras fuerzas,
oh hermano Peter Pan,
saltar desde la cama hasta el balcón,
del balcón a la torre de la iglesia,
donde los monaguillos ya se aprestan
a iniciar un tañido
que nunca es aventura.
¡Oh, el riesgo de salir,
arrebujada en camisón liviano
a conjurar la fiebre,
desafiando el frío de la tarde,
sobrevolando plazas y callejas,
ventanas que se encienden
y bultos de mujeres que acuden al rosario,
esquivar en zigzag el campaneo
de toda la ciudad,
abrirse al campo ignoto, sin paredes!



4 comentarios:

Pablo M dijo...

Sigo oyendo a mi madre decir mi nombre. Sólo ella lo pronuncia con la entonación justa.

Alifanfarón de la Trapobana dijo...

Mi madre es muerta,
pero yo a todas horas
hablo con ella.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Desde mi balcón te veo,
cara a cara y frente a frente,
cuando riegas los jazmines
y la albahaca y los claveles.

hAiKu dijo...

Las mismas piedras
pasan de ser mezquita
a catedral.

(CUQUI COVALEDA)