En aquel día de luna azul de septiembre
en silencio bajo un joven ciruelo
estreché a mi pálido amor callado
entre mis brazos como un sueño bendito.
Y por encima de nosotros en el hermoso cielo estival
había una nube, que contemplé mucho tiempo;
era muy blanca y tremendamente alta
y cuando volví a mirar hacia arriba, ya no estaba.
2
Desde aquel día muchas, muchas lunas
se han zambullido en silencio y han pasado.
Los ciruelos habrán sido arrancados
y si me preguntas ¿qué fue de aquel amor?
entonces te contesto: no consigo acordarme,
pero aun así, es cierto, sé a qué te refieres.
Aunque su rostro, de verdad, no lo recuerdo,
ahora sé tan sólo que entonces la besé.
3
Y también el beso lo habría olvidado hace tiempo
de no haber estado allí aquella nube;
a ella sí la recuerdo y siempre la recordaré,
era muy blanca y venía de arriba.
Puede que los ciruelos todavía florezcan
y que aquella mujer tenga ya siete hijos,
pero aquella nube floreció sólo algunos minutos
y cuando miré a lo alto se estaba desvaneciendo en el viento.
3 comentarios:
Todo lo valioso es efímero. Se va lo que más amamos y no nos deja irnos con ello.
Palabras...: siempre
infrahablares, siempre
semidecires.
Ondean las banderas y estandartes.
El equipo visitante está perdido.
Y ahí estoy yo en un mal asiento enfadado por nuestra victoria.
No puedo apartar los ojos
del aleteo de su falda corta.
Estoy hablando de la animadora
que se llamaba Peggy.
Hace cuarenta y siete años de eso.
El Pasado.
Nunca pienso en El Pasado
pero a veces
El Pasado piensa en mí
y se sienta
siempre muy suavemente en mi cara.
(COHEN)
Publicar un comentario