Hay un sonido metálico, de gongs, en mis oídos,
un toque de loto en la punta de mis dedos.
Ojos oscuros y sesgados miran tras de mí;
y acentos desconocidos tiemblan en mis labios.
Los latidos de mi corazón se aceleran
al son de una música extraña, quejumbrosa, sin melodía.
A veces anhelo los campos de arroz,
ver el maíz familiar debajo de la luna.
¿Qué eco pagano hay en nuestra sangre?
¿Qué padre olvidado me legó el recuerdo
de puentes arqueados sobre un arroyo cansado
con flores de cerezo?
La sangre del hombre blanco fluye rojiza en mis venas;
mis padres sajones conocían este lugar sajón.
Sin embargo, ¿qué es esta indefinida forma que veo?
Una brizna de humo oscurece el rostro.
1 comentario:
Las vueltas que da la muerte.
Ayer pasaba de largo
y hoy ya quiere conocerme.
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