Hace mucho que entonces empezaba a aparecer como ahora,
pero ahora no es sino la salida a un camino nuevo aunque todavía
indefinido. Aquel ahora, el visto una vez
desde lejos, es nuestro destino
no importa lo que pase. Es
el pasado presente del que están hechas las facciones de nuestra cara,
nuestras opiniones. Somos a medias eso y no
nos interesa la otra mitad. Vemos
lo suficiente hacia delante para que el resto de nosotros
resulte implícito en los alrededores en penumbra.
Sabemos que esta parte del día llega cada día
y nos parece que, si tiene algunos derechos, igual
nosotros tenemos derecho a considerarnos nosotros mismos en la medida
en que somos en él y no en otro día u
otro lugar. El tiempo nos favorece
al tiempo que se favorece, pero sólo
mientras no hayamos cedido esos pocos centímetros, espectro
del devenir antes que el devenir pueda ser visto,
o venga a significar todas las cosas que parece querer decir ahora.
Las cosas de las que iba a hablarse
ya llegaron y se fueron, pero son recordadas aún
como recientes. Hay un grano de curiosidad
en la base de cada una, que desenrolla
un signo de interrogación como otra ola en la arena.
Cuando llega para otorgar, para arruinar lo que teníamos,
nos damos cuenta de que hemos ganado o hemos sido ganados
por lo que pasaba por allí, luminoso con el aura
de las cosas apenas olvidadas y revividas.
Cada imagen encuentra su sitio con la calma
de quien no tiene mucho, justo lo que necesita.
Vivimos en el suspiro de nuestro presente.
Si esto es todo lo que vamos a recibir
tal vez podamos re-imaginar la otra mitad, deduciéndola
de la forma de lo que es visto, insertándola
en su idea de cómo deberíamos
proceder. De todos modos sería trágico encajar justo
en el espacio creado por nuestro no llegar todavía,
pronunciar el discurso que corresponde allí,
porque el progreso ocurre al reinventar
esas palabras a partir de nuestra pálida memoria de ellas,
violando ese espacio para
dejarlo intacto. Así y todo
somos de por aquí, y nos hemos movido una distancia
considerable; nuestro pasar es una fachada.
Pero nuestra comprensión de él se justifica.
2 comentarios:
Si tú no te das cuenta de lo que vale,
la vida es una tontería,
si vas dejando que se pierda
lo que más querías.
Si todo el ser al viento abandonamos
y sin miedo ni compasión nos destruimos,
si morimos en aquello que sentimos
y podemos cantar, es porque estamos
al desnudo, el propio dolor meciendo en sangre
frente a las madrugadas del amor.
Cuando la mañana brille otra vez floreceremos
y el alma beberá ese esplendor
prometido en las formas que perdemos.
(SOPHIA DE MELLO)
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