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sábado, 2 de noviembre de 2019

Tal vez podamos re-imaginar la otra mitad (por John Ashbery)


Hace mucho que entonces empezaba a aparecer como ahora,

pero ahora no es sino la salida a un camino nuevo aunque todavía

indefinido. Aquel ahora, el visto una vez

desde lejos, es nuestro destino

no importa lo que pase. Es

el pasado presente del que están hechas las facciones de nuestra cara,

nuestras opiniones. Somos a medias eso y no

nos interesa la otra mitad. Vemos

lo suficiente hacia delante para que el resto de nosotros

resulte implícito en los alrededores en penumbra.

Sabemos que esta parte del día llega cada día

y nos parece que, si tiene algunos derechos, igual

nosotros tenemos derecho a considerarnos nosotros mismos en la medida

en que somos en él y no en otro día u

otro lugar. El tiempo nos favorece

al tiempo que se favorece, pero sólo

mientras no hayamos cedido esos pocos centímetros, espectro

del devenir antes que el devenir pueda ser visto,

o venga a significar todas las cosas que parece querer decir ahora.


Las cosas de las que iba a hablarse

ya llegaron y se fueron, pero son recordadas aún

como recientes. Hay un grano de curiosidad

en la base de cada una, que desenrolla

un signo de interrogación como otra ola en la arena.

Cuando llega para otorgar, para arruinar lo que teníamos,

nos damos cuenta de que hemos ganado o hemos sido ganados

por lo que pasaba por allí, luminoso con el aura

de las cosas apenas olvidadas y revividas.

Cada imagen encuentra su sitio con la calma

de quien no tiene mucho, justo lo que necesita.

Vivimos en el suspiro de nuestro presente.


Si esto es todo lo que vamos a recibir

tal vez podamos re-imaginar la otra mitad, deduciéndola

de la forma de lo que es visto, insertándola

en su idea de cómo deberíamos

proceder. De todos modos sería trágico encajar justo

en el espacio creado por nuestro no llegar todavía,

pronunciar el discurso que corresponde allí,

porque el progreso ocurre al reinventar

esas palabras a partir de nuestra pálida memoria de ellas,

violando ese espacio para

dejarlo intacto. Así y todo

somos de por aquí, y nos hemos movido una distancia

considerable; nuestro pasar es una fachada.

Pero nuestra comprensión de él se justifica.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si tú no te das cuenta de lo que vale,
la vida es una tontería,
si vas dejando que se pierda
lo que más querías.

Fuego de palabras dijo...

Si todo el ser al viento abandonamos
y sin miedo ni compasión nos destruimos,
si morimos en aquello que sentimos
y podemos cantar, es porque estamos
al desnudo, el propio dolor meciendo en sangre
frente a las madrugadas del amor.
Cuando la mañana brille otra vez floreceremos
y el alma beberá ese esplendor
prometido en las formas que perdemos.

(SOPHIA DE MELLO)