doy gracias a la espuma, doy gracias a las olas que trae y lleva el viento, a las corrientes, doy gracias a su choque y a su fuerza, doy gracias a sus golpes, sus embates que obligan a nadar y resistir
el agua arremetiendo contra el pecho, la cara, haciéndonos mover los brazos y las piernas
(¿cómo sería sin ellas, cómo habría sido todo sin su impacto y vaivén, en un mar mortecino, en aguas siempre planas y estancadas?)
no moverte es ahogarte
por sujetarme, por mantenerme a flote, a brazo, a nado, por impedir que me hunda y me sumerja, por llevarme, por no dejar que caiga quietamente hasta el fondo, por sostenerme
a las olas, la espuma, el viento ingobernable, las corrientes doy gracias
1 comentario:
Como la bicicleta, que si se para se cae.
Publicar un comentario