sábado, 13 de marzo de 2010
De la muerte de ese perro (por Raymond Carver)
lo atropella una furgoneta.
lo encuentras a la orilla de la carretera y lo entierras.
te sientes mal.
te sientes mal por ti mismo, pero te sientes peor por tu hija porque era su mascota y lo quería mucho.
solía canturrearle y lo dejaba dormir en su cama.
escribes un poema sobre ello.
lo titulas un poema para tu hija y trata del perro al que atropella una furgoneta, de cómo te ocupaste de él, lo llevaste al bosque y lo enterraste hondo, muy hondo.
y el poema sale tan bien que casi te alegras de que hayan atropellado al pobre perro.
si no, no habrías escrito nunca ese poema.
entonces te sientas a escribir un poema sobre la escritura de un poema que trata de la muerte de ese perro.
pero mientras escribes oyes a una mujer gritar tu nombre, tu nombre de pila, ambas sílabas, y tu corazón se para.
dejas pasar un rato y vuelves a escribir.
ella grita de nuevo.
te preguntas cómo va a acabar esto.
lo encuentras a la orilla de la carretera y lo entierras.
te sientes mal.
te sientes mal por ti mismo, pero te sientes peor por tu hija porque era su mascota y lo quería mucho.
solía canturrearle y lo dejaba dormir en su cama.
escribes un poema sobre ello.
lo titulas un poema para tu hija y trata del perro al que atropella una furgoneta, de cómo te ocupaste de él, lo llevaste al bosque y lo enterraste hondo, muy hondo.
y el poema sale tan bien que casi te alegras de que hayan atropellado al pobre perro.
si no, no habrías escrito nunca ese poema.
entonces te sientas a escribir un poema sobre la escritura de un poema que trata de la muerte de ese perro.
pero mientras escribes oyes a una mujer gritar tu nombre, tu nombre de pila, ambas sílabas, y tu corazón se para.
dejas pasar un rato y vuelves a escribir.
ella grita de nuevo.
te preguntas cómo va a acabar esto.
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5 comentarios:
...y el poema sale tan bien que casi te alegras de que hayan atropellado al pobre perro.
Si no, no habrías escrito nunca ese poema...
...Tiene gracia
Jo, eres un despiadado perricida.
Vamos, despierta.
Ponte tus calcetines
y tu pasado.
(RAFAEL BALDAYA)
Holgar y medrar, nunca a la par.
Por la manzana de Adán aún nos duelen las muelas.
(proverbio húngaro)
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