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domingo, 7 de marzo de 2010

Di el porqué del porqué, Dios de silencio (por Miguel de Unamuno)

¿Por qué, Señor, no te nos muestras
sin velos, sin engaños?
¿Por qué, Señor, nos dejas en la duda,
duda de muerte?
¿Por qué te escondes?
¿Por qué encendiste en nuestro pecho el ansia
de conocerte,
el ansia de que existas,
para velarte así a nuestras miradas?
¿Dónde estás, mi Señor?, ¿acaso existes?
¿Eres tú creación de mi congoja,
o lo soy tuya?
¿Por qué, Señor, nos dejas
vagar sin rumbo
buscando nuestro objeto?
¿Por qué hiciste la vida?
¿Qué significa todo, qué sentido
tienen los seres?
¿Cómo del poso eterno de las lágrimas,
del mar de las angustias,
de la herencia de penas y tormentos
no has despertado?
Señor, ¿por qué no existes?
¿Dónde te escondes?
Te buscamos y te hurtas,
te llamamos y callas,
te queremos y tú, Señor, no quieres
decir: ¡vedme, mis hijos!
Una señal, Señor, una tan sólo,
una que acabe
con todos los ateos de la tierra;
una que dé sentido a esta sombría vida que arrastramos.
¿Qué hay más allá, Señor, de nuestra vida?
Si tú, Señor, existes,
di por qué y para qué, di tu sentido.
Di por qué todo.
¿No pudo bien no haber habido nada,
ni tú, ni mundo?
Di el porqué del porqué, Dios de silencio.
Dinos “yo soy”, Señor, que te lo oigamos,
sin velo de misterio,
sin enigma ninguno.
Razón del universo, ¿dónde habitas?
¿Por qué sufrimos?
¿Por qué nacemos?
Erramos sin ventura,
sin sosiego y sin norte,
perdidos en un nudo de tinieblas,
con los pies destrozados,
manando sangre,
desfallecido el pecho,
y en él el corazón pidiendo muerte.
Ve, ya no puedo más, Señor,
de aquí no sigo,
aquí me quedo,
yo ya no puedo más, ¡oh Dios sin nombre!
Ya no te busco,
ya no puedo moverme, estoy rendido;
aquí, Señor, te espero,
aquí te aguardo,
en el umbral, tendido, de la puerta
cerrada con tu llave.
Yo te llamé, grité, lloré afligido,
te di mil voces;
llamé y no abriste,
no abriste a mi agonía;
aquí, Señor, me quedo, sentado en el umbral como un mendigo
que aguarda una limosna;
aquí te aguardo.
Tú me abrirás la puerta cuando muera,
la puerta de la muerte,
y entonces la verdad veré de lleno,
sabré si tú eres
o dormiré en la tumba.

6 comentarios:

Alifanfarón de la Trapobana dijo...

Hay más respuestas en el universo que preguntas en la mente de los hombres.

(CARL SAGAN)

Dimes Y Diretes dijo...


Mi mujer y yo fuimos felices durante 20 años. Luego, nos conocimos.

(DANGERFIELD).

Cide Hamete Benengeli dijo...


Válgame Dios, chiquilla,
lo que presumes:
la ropa del domingo
llevas un lunes.

Dimes Y Diretes dijo...


En dos circunstancias no debería darse el hombre a juegos de azar: cuando no tiene dinero y cuando lo tiene.


(TWAIN)

hAiKu dijo...

Del rey Instinto
los animales todos
siervos y súbditos.

(RAFAEL BALDAYA)

Círculo Cultural FARONI dijo...

El dolor de los hijos duele más que el dolor propio.

(proverbio húngaro)