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domingo, 5 de junio de 2011

Regreso (por Juan Gelman)

Así que has vuelto
como si hubiera pasado nada
como si el campo de concentración no
como si hace 23 años
que no escucho tu voz ni te veo
han vuelto el oso verde tú
sobre todo larguísimo y yo
padre de entonces
hemos vuelto a tu hijar incesante
en estos hierros que nunca terminan
¿Ya nunca cesarán?
ya nunca cesarás de cesar
vuelves y vuelves
y te tengo que explicar que estás muerto.

6 comentarios:

Círculo Cultural FARONI dijo...

La ausencia de prueba no es prueba de ausencia.

(CARL SAGAN)

hAiKu dijo...

Con las bacterias
que nos habitan vamos
a todas partes.

(CUQUI COVALEDA)

casa de citas dijo...


Sé que no merezco el premio Príncipe de Asturias, pero tampoco la diabetes que padezco.

(ALLEN)

Dimes Y Diretes dijo...


Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.

(VOLTAIRE)

cajón desastre dijo...



Visto un león, están vistos todos, pero visto un hombre, sólo está visto uno, y además mal conocido.

(GRACIÁN)

Fuego de palabras dijo...

Usted conoce cada centímetro de su piel, el timbre de su voz, los movimientos de sus ojos y casi todas sus reacciones. Le gusta su risa, su manera de andar, y hasta (por ejemplo) una leve imperfección solo por usted conocida, tal vez. En suma, ya tuvo ocasión de estar con ella. Sin embargo, si la contempla durante su sueño, sin duda tendrá la impresión de no conocerla del todo. Ese rostro ya no está presente a sí mismo, se ha como ausentado desde adentro. Con los ojos cerrados, el cuerpo lánguido, la postura inesperada, esa inocencia testaruda. Y la respiración, que se oye como otro abandono. ¿Por qué experimenta esa tan curiosa mezcla de inmensa confianza, de leve inquietud y de
vaga molestia, como si contemplara alguna escena que no debería ver? Sin duda, será la yuxtaposición de presencia y ausencia lo que crea ese desconcierto. Acaso ya no sabe usted si esa Bella Durmiente realmente es la misma que la que usted ama. Jamás lo sabrá. Puede ser divertido. O no. Entonces solo puede apelar a su ternura, que lo llevará a su encuentro, en lo más intenso de ese silencio del que ella nada sabrá.

(ROGER-POL DROIT)