sábado, 1 de octubre de 2011
La perspectiva miente (por Vicente Gallego)
Esta tarde me aburro
como un guardagujas
en una vía muerta, y el verano parece
el inútil sofoco de una dama anticuada.
Por buscarle a este tiempo alguna luz
he pensado en los días de otro agosto
que en la memoria brillan como un faro:
ese agosto en que un niño fue feliz.
O lo imagina al menos este hombre
que es ahora aquel niño,
porque ha comprendido que esa luz
no le llega de entonces, y que es el recuerdo
quien la pone en escena cuando los años pasan.
Mi memoria se esfuerza
por volver a aquel tiempo y serle fiel,
y esa misma película, que hace sólo un segundo
rebosaba de brillo y de color,
ahora pasa en mi mente con la escasa
y temblorosa luz con la que fue rodada:
En un pueblo pequeño, bajo el cielo
inexplicable y alto de los viejos veranos,
unos niños se aburren: ese mundo,
con horarios de vuelta y prohibiciones,
les parece pequeño. Para matar las horas
se esconden de sus padres, fuman, dicen
que fumar a escondidas ya les cansa,
que están hartos del pueblo, de sus padres,
de esperar que la vida, la verdadera vida,
comience.
Sí, en aquellas escenas
todo fue en blanco y negro, y es ahora el recuerdo
—experto en adornar viejas películas—
el que al darles color y darles brillo
me devuelve tan bellas sus imágenes.
La experiencia me enseña que estas tardes de tedio,
cuando olvide sus sombras
atrapado en las sombras de otras tardes
todavía más negras, quedarán registradas
como un tiempo de luz en mi recuerdo,
y sabrán consolarme en las horas oscuras.
Debe haber cierta luz en las tardes de ahora,
la experiencia lo enseña.
Lo que no nos enseña la maldita experiencia
es en dónde se esconde, de qué modo gozarla en el presente,
ni por qué cruel torpeza cualquier tiempo que luego
brillará como un sol en la memoria
tenemos que vivirlo a la luz de una vela.
como un guardagujas
en una vía muerta, y el verano parece
el inútil sofoco de una dama anticuada.
Por buscarle a este tiempo alguna luz
he pensado en los días de otro agosto
que en la memoria brillan como un faro:
ese agosto en que un niño fue feliz.
O lo imagina al menos este hombre
que es ahora aquel niño,
porque ha comprendido que esa luz
no le llega de entonces, y que es el recuerdo
quien la pone en escena cuando los años pasan.
Mi memoria se esfuerza
por volver a aquel tiempo y serle fiel,
y esa misma película, que hace sólo un segundo
rebosaba de brillo y de color,
ahora pasa en mi mente con la escasa
y temblorosa luz con la que fue rodada:
En un pueblo pequeño, bajo el cielo
inexplicable y alto de los viejos veranos,
unos niños se aburren: ese mundo,
con horarios de vuelta y prohibiciones,
les parece pequeño. Para matar las horas
se esconden de sus padres, fuman, dicen
que fumar a escondidas ya les cansa,
que están hartos del pueblo, de sus padres,
de esperar que la vida, la verdadera vida,
comience.
Sí, en aquellas escenas
todo fue en blanco y negro, y es ahora el recuerdo
—experto en adornar viejas películas—
el que al darles color y darles brillo
me devuelve tan bellas sus imágenes.
La experiencia me enseña que estas tardes de tedio,
cuando olvide sus sombras
atrapado en las sombras de otras tardes
todavía más negras, quedarán registradas
como un tiempo de luz en mi recuerdo,
y sabrán consolarme en las horas oscuras.
Debe haber cierta luz en las tardes de ahora,
la experiencia lo enseña.
Lo que no nos enseña la maldita experiencia
es en dónde se esconde, de qué modo gozarla en el presente,
ni por qué cruel torpeza cualquier tiempo que luego
brillará como un sol en la memoria
tenemos que vivirlo a la luz de una vela.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
La memoria filtra los recuerdos, borra o atenua los malos y endulza o idealiza los buenos. Debe ser para que la vida nos parezca mas vivible y menos lacrimogena. Debe ser un mecanismo de supervivencia.
Solamente daros las gracias por vuestro poema diario. Entro casi todos los dias. ro poema diario. Entro casi todos los dias.
Vicente Gallego, uno de mis poetas preferidos, entre los contemporáneos.
Es por culpa de una hembra
que me estoy volviendo loco.
No puedo vivir sin ella
pero con ella tampoco.
Lo que tú quieras te quiere aunque no quiera quererte.
En dimes y en diretes, harás mal si te metes.
¿Qué intención tiene el todo?
Cuando uno duerme uno es nadie y luego cuando se despierta ya recuerda que uno es Fulano de Tal, y recuerda las circunstancias de esa vida, las obligaciones que el día impondrá, uno vuelve a dejar de ser "una suerte de Dios infinito", puede ser nada, viene a ser casi lo mismo, puede ser alguien, algo muy concreto, atado a un destino, atado a cierto pasado, atado a ciertas esperanzas, en general fallidas.
(BORGES)
Publicar un comentario