La luna sobre
los columpios, las calles,
los cementerios...
La luna sobre
los tucanes, las hienas,
los escorpiones...
La luna sobre
Moisés, Buda, Confucio,
Jesús, Mahoma...
La luna sobre
Nagasaki, Berlín,
Pearl Harbour, Auschwitz...
La luna sobre
los lagartos gigantes
y los robots.
Sobre la tierra
y todos sus bichitos,
siempre la luna.
5 comentarios:
The moon is always
over you, and me, and...
everybody.
Solo en portugués hay palabra para la luz de la luna:LUAR. Pessoa la usaba mucho.
Metástasis.
Buena palabra para darle al perro
criminal del vecino, o al temible
jefe que nos amarga con sandeces,
pero qué rara nos resulta pronunciada
por la voz triturada de un amigo
con ojos excavados en un rostro
que no parece el suyo. Desde antiguo
sabe escoger la muerte sus pseudónimos.
Prefiere los eufónicos vocablos
alzados en tacones de prestigio
científico. Enciende un cigarrillo
mi amigo y yo contemplo el grano negro
que en su pulmón emite una sentencia
de muerte que otro grano en su garganta
o en su páncreas repite. Qué hago ahora
con mis ganas de celebrar el mundo.
Tres, cinco meses más, qué harías tú,
pregunta sin mirarme envuelto en humo.
Se vive dentro del visor del arma
arbitraría de un francotirador
apostado en quién sabe qué tejado
el dedo preparado en el gatillo.
Camino por la calle soleada,
siento en la nuca la mirada torva
del francotirador que me asignaron.
Se vive dentro del visor de un arma
que será disparada por borrarte.
No le ahorres trabajo al asesino.
(JUAN BONILLA)
Jodeleñe con Juan Bonilla !
Como latas de cerveza vacías y colillas
de cigarrillos apagados, han sido mis días.
Como figuras que pasan por una pantalla de televión
y desaparecen, así ha pasado mi vida.
Como automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
con risas de muchachas y músicas de radios…
Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
y las canciones de los radios que pasaron de moda.
Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
más que latas vacías y colillas apagadas,
risas en fotos marchitas, boletos rotos,
y el aserrín con que al amanecer barrieron los bares
(ERNESTO CARDENAL)
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